Una tormenta de ideas con algún rompimiento de gloria
martes, 30 de octubre de 2007
Hipocondría nel mezzo del camin
Antes, cuando olvidaba un nombre, se me trastabillaba una palabra o me despistaba con una dirección, lo atribuía a la dislexia. De un tiempo a esta parte, ya no. Ahora me preocupa el Alzeheimer.
Uff, ayer me saludó desde lejos un antiguo compañero de colegio. Yo le dije ¡Adiós, Pedro! Veinte pasos más allá recordé que se llamaba Joaquín. Y antier, al cruzarme con un profesor de la facultad, acompañado por cierto de un bellezón,él me saludó por mi nombre, pero yo sólo pude corresponderle con un anónimo ¡hola! Tardé media hora en recordar su segundo apellido, luego, ya por la tarde el primero, pero todavía no he conseguido recordar su nombre de pila. Claro que no sé si es el Alzheimer o la impresión de su espectacular compañía.
Esto es cosa de poetas que cambian el nombre a todo. Al barro le llaman lodo, bechamel a las croquetas. Llaman cuerda a las raquetas y al erizo puerco espín. Lo de Pedro por Joaquín tiene un pase, Baltanás, pero no me llames más no siéndolo, Serafín...
Para mí que con lo listo que eres, Máiquez, ya sabes quién es ESPINELETE.
A mí me contaron de alguien que se fue a sacar el perro y se olvidó el perro en casa. ¿Será una leyenda urbana? De todas formas yo un día casi me voy a la universidad en pantunflas: me di cuenta cuando estaba a punto de subir al autobús. En fin, como decía Borges (por darle el toque culturalista al asunto), el olvido es una forma de la memoria. O algo así.
Hombre Máiquez, no fastidies, que eres joven. A ver si por no recordar algo vas a tener Alzheimer. Si te contase lo despistado que soy yo...pero de dejarme abrigos y paraguas en clase, y más cosas. ¿Y mi padre, que se ha dejado a veces las llaves puestas en el paño? Nada, nada, ni dislexia, ni Alzheimer ni nada, es tu excesivamente ocupada cabeza de literato.
Con lo mismo le fui al médico: que a ver si tengo Alzheimer que ya no me sale hablar seguido. Para tu tranquilidad lo que me contestó: Mientras pienses si será el Alzheimer y sepas decir tal cosa, todo va mejor que bien. Y mira que no tenía que animarte, porque lo del mezzo del camin a la tierna edad de 37 o 38 ... tiene lo suyo, no es por nada.
Gracias a todos, y qué sorpresa, Espinelete, que no le hacía a usted tan formalista y decimal. Claro que después de su tesis, no me extraña que algo se le haya pegado.
7 comentarios:
Uff, ayer me saludó desde lejos un antiguo compañero de colegio. Yo le dije ¡Adiós, Pedro! Veinte pasos más allá recordé que se llamaba Joaquín. Y antier, al cruzarme con un profesor de la facultad, acompañado por cierto de un bellezón,él me saludó por mi nombre, pero yo sólo pude corresponderle con un anónimo ¡hola! Tardé media hora en recordar su segundo apellido, luego, ya por la tarde el primero, pero todavía no he conseguido recordar su nombre de pila. Claro que no sé si es el Alzheimer o la impresión de su espectacular compañía.
Esto es cosa de poetas
que cambian el nombre a todo.
Al barro le llaman lodo,
bechamel a las croquetas.
Llaman cuerda a las raquetas
y al erizo puerco espín.
Lo de Pedro por Joaquín
tiene un pase, Baltanás,
pero no me llames más
no siéndolo, Serafín...
Para mí que con lo listo que eres, Máiquez, ya sabes quién es ESPINELETE.
Ni alzheimer ni leches. Recuerda El hobbit:
"Devora todas las cosas... Roe el hierro, muerde el acero... Mata reyes, arruina ciudades..."
¡Tiempo! ¡Tiempo!
Bilbo se salvó por pura suerte. Pues naturalmente esa esa la respuesta"
A mí me contaron de alguien que se fue a sacar el perro y se olvidó el perro en casa. ¿Será una leyenda urbana? De todas formas yo un día casi me voy a la universidad en pantunflas: me di cuenta cuando estaba a punto de subir al autobús. En fin, como decía Borges (por darle el toque culturalista al asunto), el olvido es una forma de la memoria. O algo así.
Hombre Máiquez, no fastidies, que eres joven. A ver si por no recordar algo vas a tener Alzheimer. Si te contase lo despistado que soy yo...pero de dejarme abrigos y paraguas en clase, y más cosas. ¿Y mi padre, que se ha dejado a veces las llaves puestas en el paño? Nada, nada, ni dislexia, ni Alzheimer ni nada, es tu excesivamente ocupada cabeza de literato.
Baltanás, hombre, tú recuerdas al revés, ¿eh?
Con lo mismo le fui al médico: que a ver si tengo Alzheimer que ya no me sale hablar seguido. Para tu tranquilidad lo que me contestó: Mientras pienses si será el Alzheimer y sepas decir tal cosa, todo va mejor que bien.
Y mira que no tenía que animarte, porque lo del mezzo del camin a la tierna edad de 37 o 38 ... tiene lo suyo, no es por nada.
Gracias a todos, y qué sorpresa, Espinelete, que no le hacía a usted tan formalista y decimal. Claro que después de su tesis, no me extraña que algo se le haya pegado.
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