miércoles, 27 de enero de 2010

Heureusement que dans vie certaines choses refusent de changer

Esta canción, casi un himno, de un grupo que se llama, ni más ni menos, Mes Aïeux, esto es, “Mis antepasados”, me ha causado dos hondas impresiones. Hoy os contaré la primera. A pesar de que todas las mañanas leo a Nicolás Gómez Dávila con creciente admiración y el periódico con creciente desolación, me resisto a ser un reaccionario. Mientras me dejen, seré un conservador. En la vida hay cosas que se niegan a cambiar, y aquí me tienen, celebrándolas y ayudándolas a decir “no todavía o nunca”. Y la gente, a poco que uno la escuche, es sensata y tradicional, valga la redundancia, y está aguantando admirablemente bien, dentro de lo que cabe, los embates del pensamiento-único-correcto. El gran fracaso de la derecha española es no haberse dado cuenta de nada y vivir obsesionada con el aplauso imposible de El País y con la simplicité volontaire. Por eso, una pequeña esperanza mía es mucha más democracia; y en esas estaba cuando, para darme moral, se me han aparecido Mes Aïeux. A Chesterton, of course, le habrían encantado. ¡Hasta me lo imagino bailando!

28 comentarios:

AFD dijo...

Genial el himno. La música tanto como la letra. Gracias.

Mae Ortiz dijo...

Escuché la canción hace algunos días. La música es agradable, a pesar del monocorde; la letra es simple, verdadera, pero no especialmente elaborada. Yo creo que lo que más atrae de este himno es que: 1. lo cantan unos jóvenes guapos y rockeros en un escenario
2. su letra encierra muchas verdades que parecen estar fuera de moda.
3. una multitud corea y baila el tema.

Anónimo dijo...

¿Te parece poco?

Retablo de la Vida Antigua dijo...

El estilo recuerda mucho a Malicorne, un grupo al que yo era aficionado a inicios de los ochenta. Tenía una canción desolada y de gran belleza llamada "Le Prince de Orange", que acababa con la muerte de este señor en el campo de batalla y su traslado a la huesa por "quatre cordeliers". Una historia propia de esos hombres tristes de finales de la Edad Media, o quizás de las últimas décadas del XVI. Estaba bien.

Lo de la flor de lis en la camiseta del solista también.

Respecto a los reaccionarios: El pasado no vuelve. Y si volviese muchas cosas serían intolerables. Nunca me he creído lo de la Edad de Oro.

Ser conservador: vale pero sólo en lo que vale la pena ser conservado (esto lo decía Miguel Maura). Y hay que serlo con energía como Churchill en 1940, por ejemplo. Con whisky, puro (para el que le guste) y disposición (siempre). No pidiendo perdón por existir como acostumbramos a ver.

Saludos cordiales de su seguro lector.

Juan Ignacio dijo...

Simpatizo con muchos de estos pensamientos y me gustaría dejar mi opinión general pero aún no puedo ingresar a You Tube.
Con la suceptibilidad de un estudiante novato de francés sugiero falta un artículo en el título (dans "la" vie), pero soy inexperto.
Gracias por todo, me voy para el articulo.

Hans Sedlmayr dijo...

No sólo existe una vieja sustancia indestructible, sino que ésta constituye también, por lo mismo, la legítima esperanza de una modernidad más humana.

José María JURADO dijo...

Agregada a favoritos.
Gracias.

Anónimo dijo...

¿Son ikurriñas o banderas de Québec lo que ondea el respetable?

E. G-Máiquez dijo...

Yo también me hice esa pregunta, respetable anónimo, pero luego lo vi claro: ¡hay tantas diferencias!

marinero dijo...

Yo creo que la "desolación" de que EGM se queja proviene de que todavía no ha acallado en su interior la tendencia a hacerse ciertas preguntas incómodas.
Yo, por ejemplo, veo cómo un representante de la patronal, hace unos días (lo recogió toda la prensa) se quejaba de que en España, cito, "los salarios son demasiado altos", aparte de la queja ya tradicional por la "falta de flexibilidad" del mercado laboral. Y veo cómo el PP, que se ha quejado repetidamente del poco caso que (según ellos) se hace a los empresarios, nada tiene que decir al respecto. Y me pregunto cómo piensa el PP que le voten muchos trabajadores, si lo que espera ofrecerles, al parecer, son salarios bajos y despido fácil.
O veo cómo la Iglesia, el PP y sus votantes, habitualmente califican al aborto como un "crimen" (o se estiran hasta el "genocidio"). Pero luego, cuando el PP gobierna, incluso con mayoría absoluta, ni se plantea modificar (ya no digamos abolir) la ley que lo permite. Y me pregunto cómo a nadie se le ocurre que, a fin de cuentas, la izquierda aprobó dicha ley basándose en unos principios (una mujer que pretende abortar debe poder hacerlo en las mejores condiciones posibles y sin sufrir pena de cárcel por ello, ya que aunque el aborto esté prohibido va a seguir habiendo abortos, como los había en época de Franco, pero o en condiciones dramáticas -para la mayoría-, o en buenas condiciones normalmente sólo accesibles, en el extranjero, a las clases que más ostentosamente lo condenan, que son las que pueden pagárselo), unos principios que, buenos o malos, son los suyos, y compartidos por mucha gente en Occidente; pero la derecha la mantuvo, esa ley, (a pesar de que, según ellos, legaliza un horroroso crimen masivo) por puro cálculo electoral.
O me pregunto por qué la Iglesia no aprovechó entonces la ocasión de que gobernaban personas cercanas a sus propios planteamientos para arreciar, como debía, sus protestas por el mantenimiento de semejante espanto, ahora que por fin había una buena ocasión de ponerle fin. Y por qué, lejos de eso, no llamó de ningún modo a manifestaciones multitudinarias como las que había alentado cuando gobernaba la izquierda, y más bien mantuvo sobre el tema una discreción y una calma ciertamente admirables, si se las compara con la actitud belicosa de la etapa anterior...
Ya ve EGM lo incómodo que resulta no haber perdido la tendencia a hacerse ciertas preguntas. Podríamos añadir, a las bienaventuranzas que todos conocemos, una más que explicara que son "bienaventurados los que han aprendido a no hacerse -y mucho menos hacer a los demás- preguntas incómodas, ya que de ellos es una beatífica tranquilidad que no disfrutarán los otros". Y eso por no hablar de que, cuando las cosas vienen mal dadas (como en el año 36, al que algunos miran con nostalgia), son preguntas que le pueden conducir a uno directamente, sin necesidad de trámites previos, a la tapia de un cementerio; y eso sólo por preguntar, sin haber tenido la osadía de aventurar respuestas. Así que, termino: aprenda EGM a no hacerse preguntas incómodas, y vivirá sin duda mucho más tranquilo.

E. G-Máiquez dijo...

Y también vivo mucho más tranquilo, amable marinero, sin hacer contestaciones incómodas.

marinero dijo...

Gracias a EGM por su respuesta; debo decir, en honor a la verdad, que dudaba de que quisiera publicar mi comentario anterior, y que el que haya aceptado hacerlo, en mi opinión, le honra. Aprecio igualmente su negativa a entrar en polémicas, en un país tan dado a ellas -y a que se desarrollen en términos no precisamente amables. Y tenga EGM la seguridad de que no hay ni la más leve ironía en estas palabras; de veras que aplaudo con convicción su iniciativa de publicar un comentario con el que sé que ni él ni los intervinientes habituales pueden estar de acuerdo, y que no aplaudo menos la discreción de su comentario.
Yo -lo digo por si mi ironía en la intervención primera pudiese inducir a error- no creo ser propietario de verdades absolutas, ni en lo político ni en lo moral; y estoy muy dispuesto a cambiar de opinión ante razones que estime, honestamente, superiores a las mías. Y sé que quiero vivir en un país donde resulte posible entenderse con quienes, respetando unas mínimas necesidades de convivencia, tengan ideas incluso opuestas a las mías.
En todas partes hay, y es lógico pensar que habrá en cualquier futuro calculable, personas de pensamiento conservador y de pensamiento progresista (o cualquier otro nombre que se les quiera dar); y una verdadera convivencia sólo es posible si unos y otros se entienden, si, según la vieja frase inglesa, se está dispuesto a "cenar constantemente con la oposición". La actitud de EGM me parece, por eso, altísimamente elogiable; quede aquí rendido mi tributo de admiración y gratitud a quien sabe comportarse así con alguien que tan profundamente difiere de él en aspectos esenciales.

Artemi dijo...

Muchas gracias por darnos a conocer esta canción, es fantástica y a mí también me ha levantado el ánimo. Es verdad, el gordo de Chesterton seguro que se pondría a bailar como loco, con lo que amaba él los himnos...

Mae Ortiz dijo...

En España no hay costumbre de ver algo así, pero en Estados Unidos, por ejemplo, son comunes los grupos de rock protestantes con ideales similares. No es poco, anónimo, pero lo que me parece importante es no confundir arte con panfleto. Por otro lado, estaría bueno investigar más qué relación hay entre este grupo con el evidente nacionalismo de Québec que representas las omnipresentes flores de lis.

E. G-Máiquez dijo...

Umm, marinero, ¡cenar!, qué bien suena eso, sobre todo ahora que el ginecólogo nos ha puesto a régimen.

Y bravo por Artemi, que ha visto conmigo, Dios se lo pague, el tono chestertoniano, tan evidente, con sus dos acres de tierra y sus buenas fiestas, y no ese idiota sesgo racista que le están dando algunos comentaristas de youtube, cuando de eso no va para nada la canción.

Y tienes tanta razón, Mae, como el anónimo. Influyen en nuestro gusto motivos extra-artísticos, vale, pero creo que es mucho más que un panfleto, aunque mi oído es falible. La letra está muy bien, desde mi punto de vista.

Sin duda, tienen toda la pinta de ser nacionalistas, pero a) el nacionalismo del Québec tiene unos fundamentos históricos que ya quisieran otros, b) es pacífico, c) la canción no va de eso, sino de lo que merece la pena ser conservado, de la nostalgia y de la felicidad, y d) Si en España cantasen cosas así los jóvenes nacionalistas, yo les aplaudiría.

A "Antònia Font", que es otra cosa, por supuesto, pero muy buena, les aplaudo siempre que puedo.

Y, mi seguro Gómez de Lesaca, la diferencia que yo veo (aunque admito sugerencias) entre reaccionarios y conservadores, es que los primeros creen que esto está bastante perdido, mientras que los c., como su propio nombre, pensamos que hay mucho aún que conservar (que sea lo valioso va de suyo, aunque conservar en sí ya es una actitud valiosa y valerosa. Es lo que pide la misericordia y la piedad, ¿no?)

marinero dijo...

Tiene EGM mi promesa de que le invitaré a cenar en cuanto tenga ocasión de hacerlo sin perder mi anonimato. No sé aún cómo lo haré, pero ya buscaré la manera. Si lo acepta, está invitado.

Juan Ignacio dijo...

Je suis en retard à cette fête.

Ahora sí vi el video, que me ha emocionado al estilo juvenil, por cierto.

Justo estos días pensando que nuestros padres dejaron el campo por la ciudad y nosotros ahora yéndonos a las afueras. Justo estos días pensando qué poco tenemos (un cubo de hormigón para vivir y pagando para ver pasto y sol) y se supone que esta época es de mayor progreso.

Por supuesto, el valor de conservar las cosas que no deben cambiar no debe trocarse en querer hacer volver el pasado. Hay que cambiar la tentación de querer ir para atrás por el valor para trabajar por un nuevo orden, que rescate por supuesto aquellos valores inalienables.

Como sea, me ha hecho despertar cierto ardor juvenil ese video.

Gracias.

E. G-Máiquez dijo...

Eso va a estar difícil, marinero, pero no importa: la promesa también es muy sabrosa.

Y Juan Ignacio ha expresado a la perfección lo que quería decir y quiero en la entrada de hoy: ese ardor juvenil que despierta la canción y que se parece mucho a una emoción estética o, en cualquier caso, vivificante.

marinero dijo...

Quizá no sea tan difícil. Podrías indicarme el teléfono (aquí mismo) de un restaurante de tu elección (y, mejor aún, una persona a quien dirigirme en él); facilitaría las cosas el que hubieses hablado previamente con ellos para decirles que recibirán una llamada mía. Yo les llamaría y me pondría de acuerdo con ellos para hacerles llegar el importe de la cena (a la que también está invitada Leonor, naturalmente) del modo que me indiquen. Lo único es que yo no podría asistir (mi presupuesto de currito lo agradecerá). Pero que eso no suponga limitación para que vosotros, si aceptáis, disfrutéis esa noche de lo que os plazca: la ocasión lo merece. (Y por partida doble, considerando la próxima paternidad). Es probable que la persona a quien hubiera de dirigirme en el restaurante tuviese que conocer mi identidad: espero que me guarde el secreto.

Rafael Suárez Plácido dijo...

¿Que a Chesterton le habría gustado la canción? No sabía que fuera sordo, o que no entendiera francés.

E. G-Máiquez dijo...

Bueno, RSP, lo de la música medio te lo concedo, porque el sordo soy yo, pero la otra mitad, no sé, me da que a Chesterton esos aires celtas y festivaleros le harían tilín.

Lo que no te concedo, lo siento, es lo de la letra. ¡Si parece un programa distribuista, y con un castillo de fuegos naturales al final, para chestertoniar del todo! Un final más furioso hubiese sido una bellocquería.

E. G-Máiquez dijo...

De eso ni hablar, marinero. Un buen conservador cena con el opositor, vale, pero no a su costa. Eso es demasiado progresista para mí. Quede la promesa en el aire y ya lo cogeremos al vuelo cuando esa misteriosa máscara marítima se la lleve la marea. Gracias mil.

Juan Ignacio dijo...

Nota: Los comenarios al pie del video en You Tube no coinciden todos con mi forma de pensar, pues no vi el video con la optica "odio al inmigrante".

E. G-Máiquez dijo...

Exactamente, Juan Ignacio: ni tú viste el vídeo en esa óptica ni se puede ver así a no ser que uno vaya con las anteojeras puestas.
Abrazo,
e.

marinero dijo...

Lo de la cena queda prometido; se hará. Lo de la máscara..., en fin, ya veremos. Le tengo cariño, pero no tanto que me aferre a ella con desesperación. Todo llegará, supongo. En cualquier caso, y una vez más, gracias.

Juan Ignacio dijo...

Sigo con las impresiones del video.

Es cruda la canción muchas veces. "Y vos ahora andás con uno y otro y te salvás con el aborto..." Entiendo a quien pueda no gustarle. Porque no nos dirigiríamos así a quien está en esa situación. Es como un reto, ¿y quien tiene autoridad para hacerlo? Antes la gente aceptaba eso, ahora no.

Pero yo no lo veoa sí. Lo veo con pena. Es realmente triste escuchar eso de que luego sueña con una mesa llena de niños. Es realmente triste, me imagino alguien en esa situación y siento pena.

Es una parte de la canción que me quiere arrancar una lágrima más que ponerme a hacer una crítica social.

A riesgo ya de ser muy extenso, me despido y à bientôt.

Juan Ignacio dijo...

En estos días me he visto unos videos muy buernos de estos Mes aieux. Me compraría unos discos si por estos mares se encontraran.

Los valores tradicionales que rescatan en este video son atractivos. Aunque son jovenes y rebeldes. Basta escuchar esa genial canción "La grande ddeclaration", donde dice "sin iglesia, sin discurso..." para ver que ellos también caen en esa trampa de perder la referencia a lo absoluto y despreciar las instituciones, endiosar al hombre en definitiva.

Es curioso pensar como esta "Degeneration" puede gustar a la derecha y esa "La grande declaration" ya gustaría a izquierda. (Y eso que el link lo encontré en una pág. de derecha).

De todos modos gran conjunto de diversos instrumentos, canciones y letras muy buenos, muy buen descubrimiento.

http://www.youtube.com/user/DerechaCultural

Juan Ignacio dijo...

Después de mucho tiempo, y después de haber hecho un blog completo con las 54 canciones de Mes Aïeux torpemente traducidas y brevemente reseñadas, vuelvo aquí para afirmar mi observación linguística.

Sugería oportunamente que faltaba una palabra. Y que era dans "la" vie. Y si vemos bien, en algunos sitios colocan la letra así:

Heureusement que dans'vie certaines choses refusent de changer

El apóstrofe indica la ausencia de ese "la".

Bueno, en fin, gracias por haberme descubierto a este conjunto, Enrique, he hecho gran práctica del idioma y disfrutado su música.