Al llegar a casa, en la puerta, sale Carmen y me dice,
preocupada, que Quique ha estado llorando mientras leía. ¿Por qué?, pregunto. Se ha puesto tristísimo con la muerte del padre de Edmundo
Dantés. Está con El Conde de Montecristo. Llamo a Quique de un grito. Acude corriendo. Le pregunto muy serio si es verdad que ha llorado. Reconoce que sí. Le pregunto el motivo. Confirma que ha sido por la muerte
del padre, que encima fue de pena, que es una de las muertes más tristes para él [sic].
Parece que cree que le voy a reñir, pero le tiendo virilmente la mano, de hombre a hombre. Eso es un lector,
quien se estremece, le felicito muy orgulloso. Y le recito la milonga argentina:
Mi caballo es andaluzde los que trajo Mendoza,que no tiene miedo al tigre,pero tiembla ante la rosa.
4 comentarios:
Dejé en la entrada anterior dos poemas, uno con relación al "Ahora ya te entiendo" y otro para tu antología de poesía conyugal. ¿Han desaparecido?
Qué bueno (y una vez más: ¡a aprender de la propia tierra por lo que dicen los de otra!)
Perdón, ¿cuál es la edad de Quique por estos días?
Ay, maldición, el sistema nuevo de comentarios es un tanto extraño. Voy a rebuscarlos, porque valoro en mucho tu ayuda para mi antología.
Y Quique acaba de cumplir 9. [La versión de El conde de Montecristo es infantil.
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