Y ahora toca el gesto melancólico de devolver el libro a la estantería, cuando ha estado rodando por mi mesa más de un mes, desde que lo leí la primera vez, lo traje al blogg dos veces, pedí permiso para reseñarlo e hice lo que pude. Al menos, el orden me lo agradecerá —no mucho tampoco, porque esto de mi despacho ya no tiene más remedio que la mudanza.
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4 comentarios:
¡Qué gozo poder imaginar esos tus dominios después de nuestra visita del sábado! Doy fe: el desorden no es para tanto.
Olé
Una vez leí que un libro es como un viaje, se termina con melancolía; si el libro es bueno claro, porque hay viajes que es mejor olvidar y terminar cuanto antes.
Qué grande Julio Mariscal. Yo lo conocí en la revista "Fin de Siglo" allá por los ochenta.
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