jueves, 25 de febrero de 2010
Disculpen las molestias
Ya he contado alguna vez cómo admiré, en mi lejana adolescencia, aquella anécdota de Julián Marías. El filósofo se sentó una tarde a escribir un artículo. Empezó a escribir. Las causas se enredaban con las consecuencias, los análisis desembocaban en nuevas premisas y, cuando se vino a dar cuenta, tenía un libro entre las manos. Yo se lo escuché [en una conferencia que dio en Sanlúcar, en el patio de una bodega, al aire libre, con grandes jazmineros y el consiguiente olor del color de las estrellas, entreverado con el más amarillo de la manzanilla] con ojos tan abiertos como mi boca: Oh. Luego mi admiración se matizó, no por Julián Marías, no, sino por esta anécdota en concreto. Y sin embargo, yo llevo cuatro días que estoy, salvando las distancias, en las mismas. Me siento a escribir una entradica del blogg y, taca-taca-taca, le doy al teclado y, cuando caigo, tengo una columna para el periódico. Me está pasando lo que nunca: cuento ya con dos artículos de reserva para Alba y uno para Joly y otro para Misión. Sólo lo siento por ustedes si vienen aquí en busca de alguna novedad y nada. Disculpen las molestias.
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12 comentarios:
Una limosnita por amor de Dios.
Cuando no me salga nada, o todo liado, soñaré con lo que le pasa a los escritores de verdad como vosotros. Yo termino quemando la tecla de "suprimir"
No te preocupes, es muy buena la anécdota de Marías, y además me sigo mucho su pensamiento. Y si encima te sale para más sitios, pues mejor que mejor. Gracias.
Está usted disculpado, faltaría más. Además, ya sabemos que del no-escribir, salen a veces artículos muy dignos. Y entradas de blog, claro. Un abrazo.
Estimado Enrique, molestias disculpadas -al menos por mi parte. No conocía la anécdota que mencionas pero, desde luego, muy ilustrativa e interesante y, sobre todo, qué suerte el haber podido asistir a una conferencia del gran Marías, que en paz descanse.
Un cordial saludo,
Juan Pablo
Pues en la entrada de hoy hay buen hacer literario y mucha novedad.
Jilguero
Esta visto que hasta de las "migajas" de lo que se come en la mesa principal salen entradas buenas.
Disculpamos las molestias.
Julián Marías ha sido, junto a su maestro Ortega, uno de los espíritus más lúcidos del siglo XX español. Yo comencé a leerlo en las terceras de ABC, donde escribía,creo, los jueves. Después pasé a sus libros. Aunque no tenía la brillantez de Ortega su pensamiento, en cuestiones políticas, por ejemplo, era mucho más profundo y clarividente.
Escriba usted sobre Julián Marías.
Un cordial saludo de su seguro lector.
Aquí, como mujeres cananeas.
Siempre nos quedará la columna del Diario de Cádiz, y me permito recordarte que Trampolink también existe, que lo tienes abandonado.
En el día después del día negro de la aprobación del aborto, recuerdo a Don Julián Marías y sus "terceras" sobre el asunto. Y... anécdota por anécdota: le escuche decir, cuando le preguntaron si su oficio de escritor era más importante que el el de su mujer Dolores Franco, madre de sus hijos Miguel, Fernando, Álvaro y Javier, además del malogrado Julianín: ¡Juzguen Vds mismos!
Un saludo (soy Domingo Vallejo en guerra con este aparato)
Pues en vez de sentarte a escribir una entradica, te puedes sentar sólo a decir hola, y te saldrá una señora entrada como esta.
Julián Marías, jazmineros on olor a estrellas y manzanilla amarilla, qué envidiable maravilla!
Buscaremos con ansia esos artículos.
Muchísimas gracias a todos. Qué lujo de compañía. De Julián Marías, efectivamente, hay mucho que decir y, sobre todo, que leer. Su postura contra el aborto fue ejemplar, pues destacó una y otra vez la gravedad de la cuestión. Un abrazo fuerte.
[Y voy corriendo al trampolínk, que las sugerencias de Manupé, que fue mi superior en la Armada Española, para mí son órdenes.]
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