Aunque los avisos de Facebook le han robado mucha gracia a las felicitaciones de cumpleaños (las de santos, a Dios gracias, siguen intactas: oh Nieves, oh Blancas, oh Áfricas, que paséis hoy por aquí, si pasa alguna, mil felicidades), sigo felicitando a los amigos. Hoy, me ha contestado uno:
Muchísimas gracias, querido Enrique.La tuya ha sido la primera felicitación del día. Y sabes que esto, en las viejas casas, tenía su contabilidad particular, y era repetido durante todo el día. A veces había sido la tía Herminia, otras, Angeli, otras, las más de todas, mamá…
Y me ha alegrado la mañana. Porque uno lamenta no poder hacer regalos en sus felicitaciones 2.0 y, sin embargo, hoy sí, hoy le había regalado a mi amigo un recuerdo de su madre, y de Angeli, y de su tía Herminia, pero más de su madre.Abrazos fuertes,
Como los buenos regalos, además, me gustaba a mí tanto o más que a él. Era un regalo de ida y vuelta.
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