Mente vacía
o agenda llena, el haiku
nos rasga el velo.
Hoy tengo el día tan lleno (desde ahora) que pienso —los extremos se tocan— que presenta la misma tersura que un vacío zen. Aunque sea de una opacidad distinta, si el haiku es la grieta de luz que se abre, ¿qué importa que lo haga sobre blanco o sobre negro?
Seguiremos informando.
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