jueves, 3 de septiembre de 2015
Mala noche (y divertida)
Tiempos crudos cuando lo mejor del día es la noche. Pero ésta ha resultado, al final, graciosa. No me despertaban mis niños, sino mis inquietudes. El comienzo del curso es de una intensidad considerable para el equipo de dirección de un instituto grande. Como me sé la teoría de que los sueños son las imágenes que ponemos a un sentimiento, que es lo verdadero del sueño, cada vez que me despertaba me reía viendo las imágenes que mi subconsciente escogía para ilustrar mi nerviosismo. No tenían nada que ver con el instituto. Empecé por lo frívolo y soñaba que ayudaba a unos a ligar, aunque yo estaba por la virginidad hasta el matrimonio. Me despertaron mis problemas de conciencia y la sensación de ridículo. Más tarde me desperté por complejísimos problemas de contabilidad, donde las cifras se estiraban y contraían a capricho. Y la última vez tuve un sueño teológico, en el que el diablo bailaba por bulerías y hacía que los componentes del cuadro flamenco se diesen golpes contra las paredes y tocasen las palmas con las frentes contra el suelo. Al despertarme, me descubrí bastante seguro de mi teología: no había tenido mucho miedo del diablo, pues basta con no tocarle las palmas, me dije. Peor lo pasé con los que ligaban del principio.
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1 comentario:
analista de sueños, como Daniel y Freud.
Toda una novedad.
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