lunes, 14 de diciembre de 2015

Serendipia


El sábado por la noche estuve en una cena estupenda, en la que descubrí, de casualidad, a lo Arquímides, un método de utilidad para las tertulias y los debates. Mi silla tenía ruedecitas y, cuando hablaba, como me movía mucho, la silla se iba yendo para detrás. Era una señal. La verdad es que atendí poco a tan benéfica indicación, y empujaba con las patitas como un cangrejo, tiqui, tiqui, tiqui, y volvía al ataque. Sólo después, el domingo, con los remordimientos, pude gritar: "Eureka". Qué gran método. Estoy por ponerle rueditas a todas mis sillas.

Incluso para los debates políticos tendría su aquél. A medida que el candidato vaya  consumiendo su tiempo él se va perdiendo al fondo del estudio. Haría el debate mucho más dinámico, que es un elemento esencial, por lo visto.

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