miércoles, 4 de enero de 2017
Ne quid nimis
Ayer iba riéndome solo por la calle. Pude parecer un loco o un bobo. Así que vengo aquí a ver si sonreímos juntos y me redimo, aunque sea ante mis ojos, que ante los de mis convecinos no hay ya mucho que hacer.
Simplemente pensé de alguien que es el mayor minimalista que conozco; y la paradoja "mayor minimalista" me hizo una gracia loca.
Entre risa y risa, saqué una conclusión: el minimalismo no puede llevarse al extremo si no quiere caerse en el barroquismo del vaciado.
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