jueves, 14 de diciembre de 2017

Pupila azul


Es mentar cualquiera la Rima XXI de Bécquer, y que te recuerden ipso facto que el maestro se equivocó al hablar de “tu pupila azul”. Yo llevaba 48 años (más o menos) sufriendo en silencio, pero se acabó. Voy a explicar por qué esa pupila azul está perfecta, desde el punto de vista poético, dejando fuera la oftalmología, claro, y también que Bécquer tuviese una tendencia pupilística notable:  hay pupilas en las rimas XIII y XIV y en leyenda "El caudillo de las manos rojas", por no hablar de los casos menos chocantes de la rima VIII y la leyenda "La rosa de pasión". Habría que ver (con las pupilas) caso por caso, aunque puede ser que una querencia becqueriana diese en la Rima XXI su mejor cara. Porque la da. Fíjense:

1- Hay un traslado de sentido, no sé si metononimia o sinestesia o sinécdoque, pero que hace que el azul lo llene todo, la mirada, claro, y el poema.

2- “Iris azul”  hubiese sido cursi; “mirada azul”, obvio y oftalmológicamente igual de falso o más; ojos azules, prosaico y desvaído.

3- La pupila azul hace una alitearación que titila. Parece una estrella.

4- Que la pupila azul se clave en la pupila incolora, toda atención, del poeta tiene un recoveco erótico que j. detectó ayer en su comentario, él que sabe mucho de esto.

5- El encuentro de las dos pupilas, además de lo dicho en el punto 4, hace saltar chispas de alguna manera pre-machadianas: el ojo que mira, el que ve, y todo eso. Mira tan intensamente el poeta y desea ser mirado tanto que todo es pupila. Azul, naturalmente.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Sugerente explicación, aunque discutible. Es un hecho, como el mismo EGM lo dice, que la pupila coloreada aparece en otros sitios de la obra de Bécquer; es bien conocido, por ejemplo, el caso de la Rima XIII, publicada originalmente en revista con el título de "Imitación de Byron", y que el propio EGM cita ("Tu pupila es azul, y cuando ríes..."). Por lo demás, no pasa nada; en "El caudillo de las manos rojas", que EGM también cita, se habla un par de veces de "cóndores" ¡en la India! (como en la India también habla Darío, en el poema "Estival", de "Azul", de un "kanguro"). Y, ya digo, no pasa nada.