domingo, 10 de marzo de 2019

C-y-r-a-n-o, C-y-r-a-n-o


Hemos vivido un momento freudiano en la cena, más concretamente, de la sección «Matar al padre». Hacía media hora había tenido que reñir a Quique, y ahora parecía que estaba todo olvidado.

En la cena, Quique ha empezado a comentar lo grande que era mi nariz. Con gran habilidad de metáforas e imágenes. Yo, que le veía las intenciones quizá subconscientes, no he podido más que recordar a Cyrano de Bergerac. Él ha seguido. Cuando recordaba grandes narices de nuestra familia, él contratacaba. Yo no había visto, aunque risueña, tanta furia.

Y así estábamos hasta que ha soltado: «Pareces el Villano de Bergarás ése». Ese lapsus lingue me ha parecido ya demasiado Freud para una cena de una familia decente. He desenvainado mi acero.


3 comentarios:

josemaria dijo...

Cyrano es un verdadero caballero, un hombre de bien, pero un personaje de ficción al cabo. Pretender ser hombre y "volar solo" es como intentar maridar la nieve con el sol de la Calle Betis. La nobleza de Don Quijote es, en cambio, una nobleza irrebatible. ¿Cómo negar la grandeza de quien "rezó mil avemarías"?

Jose Fuentes Miranda dijo...

Para cuándo el próximo tomo de tus Rayos.. parece que saben mejor en libros.

Josefina dijo...

¡¡¡Jajajajaja!!!!