martes, 11 de junio de 2019
Guapo
«Vaya, qué mala suerte», me dije. Tenía una hora de guardia en la que pensaba leer como un señor, pero había una falta que cubrir, vaya. Metí a los alumnos que refunfuñaban en el aula, refunfuñando como el primero. Pero entonces oí que uno le decía otro: «¿Qué pasa, guapo?» Me chocó ese «guapo», y miré. Resulta que se lo decía un gemelo a su hermano, dos gotas de agua. La cosa tenía, por tanto, bastante gracia. Pero debe de ser una broma que ellos se gastan con frecuencia, pues los únicos que sonreían eran los hermanos, los demás les oían como quien oye llover («dos gotas de agua», je). A mí, sin embargo, ese buen rollo, ese sentido del humor, esa complicidad irónica me ha compensado la hora de guardia entera. Y, encima, he podido leer mientras los alumnos, guapos y feos, trabajaban más o menos.
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2 comentarios:
los hermanos a veces somos geniales.. a veces je...
Cambiaría el más o menos por más y menos, así hace juego con guapos y feos.
Jaime
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