jueves, 30 de marzo de 2006

Diferencia

Jesús Beades no ha visitado todavía este blog. De haberlo hecho, habría cumplido con su deber y ya me habría puesto algún punto sobre la 'i'. [A veces pienso que no me llamo García Márquez, como parece, para que todo el mundo pueda ponerme el punto sobre la 'i'.] Tal vez protestaría de que cuento en el profile que me da pudor hablar de mí, mientras que no hago otra cosa en mis poemas. Aunque lo más seguro es que el buen Beades se sepa la respuesta. Me lo preguntaré yo, pues. Y responderá Mario Quintana con uno de sus aforismos:
DIFERENCIA.- Al común de la gente sólo le interesa su
persona; al poeta sólo su yo.

Tiene razón Quintana. A mí me avergüenza hablar de mi persona, o sea, de mi currículum. Mi yo es otra cosa.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Con un poema acabas antes, amigo Enrique; con el "Boceto" de "Ardua mediocritas" te retratas (o te abocetas) muy bien. Cuélgalo cuanto antes, aunque sientas pudor por aquello de: "¿las mujeres? No iguala la vida al pensamiento, / y yo, tan monogámico / he soportado un ciento..." (Cito de memoria).

Ea, ya he visto el blog, está muy chulo. Yo inauguré uno, que se ha quedado inmóvil. En cuanto suba todo lo que tengo pendiente, te (os) aviso.

Visita www.theperdioarttrio.com, hay jugosas novedades.

Anónimo dijo...

Qué hermoso concepto el Yo, que no es lo que hago, sino lo que siento, cómo llegan hasta Mí desde fuera tantísimos acontecimientos.

Y qué difícil resulta transcribir un Yo al exterior, que no queda exento de mala interpretación, pues se enfrenta a otros Yo con muy variopinta concepción.

Una vez te dije Enrique que me siento bien al escribir, y cuantas más cosas tuyas leo, más ganas me dan de expresar lo que mi Yo quiere decir.

Y es que como esto siga así, al final me haré yo un blog, en gran parte gracias a tí.

josemaria dijo...

Qué delicioso, vanidoso gusto el entender este aforismo. Si es así, soy poeta. Ya que su última publicación continúa siendo la misma, he decidido marear un poco por sus antiguos diarios. Vuelvo a felicitarle por su obra. Dice Dávila: las obras echas con lentitud adquieren un sabor especial. Bueno, algo así dice, que este Dávila escribe tan bien que la imagen se graba, pero no su riguroso estilo. Hoy pensaba, y creo que a raíz de mis lecturas de Teognis, que el cansancio es como el vino: con sus peligrosos excesos, su estéril defecto y su dulce punto medio, pacífico e iluminador. Tal vez el punto medio necesite pasar por una explosión en el exceso, y se encuentre más bien en la resaca de ese exceso de cansancio, el resto de la tarde, antes de irse a la cama.

josemaria dijo...

Por cierto, ese anónimo es un cursi. Todo lo que vale la pena decir suele ser implícito o grandioso, o de una discreción extrema que obliga a dejarlo en el cajón. Se escribe o como si fuera la vida en ello o como si de un juego se tratara. Algo así dice nuestro amigo: Nicolás.