lunes, 21 de enero de 2008

A la salida del cine

1-Sobre el título. Una novela y una película que se titulan “Expiación” tienen medio camino andado. Desde el inicio tocan fondo. Lo complicado después es caminar la otra mitad.

2-Unas migajas al menos de optimismo. Para que las cosas salgan tan mal se ve que es necesario que confluyan un sin fin de errores y de malentendidos. Si uno solo de los personajes no se equivocase o si otros no actuasen sin ética alguna, se podría haber evitado tanto dolor. Una conducta recta, cualquiera, corta el embrollo con la limpieza de un tijeretazo. Moraleja: no equivocarme yo, en la medida de lo posible.

3- Addenda lunera. ¿Por qué todas estas historias tan contundentes se ambientan, desde los tiempos de Esquilo, en altos palacios o en magníficas country houses o en exclusivos clubs de Londres o en espaciosos apartamentos de Manhattan? Pues como símbolo de que la tragedia es un lujo. Y, más frívolamente, como un aviso: cuanto más rico eres, más fácil la complicación. Los personajes no tienen que pasarse la mañana de los lunes (y los martes y los miércoles y los demás) trabajando, como es lógico.
La clase media da bien para la comedia, afortunadamente.

7 comentarios:

Agus Alonso-G. dijo...

Sí, lo curioso es que con un título tan religioso no apunte ninguna oferta de ese tipo o al menos se respire algo de trascendencia. Pero McEwan es McEwan. Te recomiendo vivísimamente la novela adaptada. En una crítica que me gustó decía que "A McEwan le sobra veneno y anda cortísimo de antídoto". Me parece una frase feliz.

Anónimo dijo...

Entré en el cine pensando eso: "qué título, qué título". Lo malo es que salí del cine pensando lo mismo: "qué buen título era...".

El argumento podía haber dado para una obra maestra, y sin embargo se quedó como en nada, y durante mucho tiempo... ¿no?

Juan Ignacio dijo...

¡Qué addenda, qué addenda! Abre un sinfin de pensamientos...

Nodisparenalpianista dijo...

Me terminaste de quitar las ganas que nunca tuve. Ese tiempo que gano.

Juan Vico dijo...

Teniendo en cuenta el nivel medio de las películas que pueblan nuestras carteleras, diría que después del cine no es difícil sentirse como si lo hubieran utilizado a uno para expiar no se sabe bien qué.

Jesús Beades dijo...

La novela es un prodigio, a la altura de "El libro de las ilusiones" de Auster. La peli no está nada mal, muy hermosa fotografía, montaje, iluminación, exteriores. Muy diferenciadas las dos partes de la historia (el nudo primero, y la lenta expiación), aunque es más brillante la presentación de la primera.
Agus, es sólo hecho de que se admita que hay antídoto (aunque se ofrezca poco), ya significa mucho. McEwan es uno de los grandes, es un esperanzado. Lo que más esperanza da, sobre todo, es su profundidad, su realismo psicológico, lo "bien que me conoce". Recomiendo especialmente su novela "Sábado" (me parece que es la última).

Agus Alonso-G. dijo...

Sí, quizá tengas razón, Jesús, pero a mí me sigue pareciendo poco antídoto, por mucho que sea. No porque pretenda que me lo dé hecho, sino porque estoy necesitado de respuestas, o al menos propuestas. No tengo tan claro que McEwan sea un esperanzado, la verdad, aunque es cierto que el conocimiento tan profundo de la psicología humana -McEwan es un maestro- es el camino para la esperanza.

Su última novela es "On Chesil Beach", todavía no vertida al español. "Sábado" también me pareció muy buena, aunque no me produjo el vuelco estomacal de "Expiación", es un bisturí más frío, menos emocional, como el propio protagonista.

Desde luego, si alguien quiere escribir novelas hoy, debe leer a McEwan: flipar y aprender.