Oído en la playa. Dice la niña de cuatro o cinco años: “Papá, ¿por qué no podemos bañarnos en la piscina grande?”. Contesta el padre, entre cansado y borde: “¿Te lo cuento o te lo explico?” Y la niña, ilusionada: “Cuéntamelo, papá, cuéntamelo…” Y no es sólo que la niña prefiera la narrativa a la filosofía desde tan pequeñita, que ya es bastante bonito de por sí, además estaba redimiendo, y cómo, la salida de su padre.
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Mamá viene de mama; papá de pipo, noté y anoté en su día. Ahora, cuando pasa por la playa el vendedor de patatas, Carmen lo señala y me ordena: “Papa, papas”. O sea, que ha descubierto por si sola la estrecha relación etimológica que existe entre “patrimonio” y “pater”, uno de los puntales de la familia occidental.
1 comentario:
Venía a decir Ortega que las cosas humanas sólo se entienden contando una historia. Es lógico que la pequeña quisiera informarse del asunto de esa manera.
Jilguero
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