Cuando eramos niños los que ahora somos ya mayores, nos enseñaban que el segundo mandamiento en que se encerraban los diez de la Ley de Dios era el de que "Amarás al prójimo como a tí mismo"; es decir que para medir como has de amar al prójimo, primero has de amarte a tí; y ese amor a tí no ha de ser un amor ególatra, sino un amor cabal, consciente de que ese amor propio es un amor a la creación de Dios manifestada en el yo y, por eso mismo, también en el otro.
5 comentarios:
Desde no hace mucho ando leyendo "El corazón de Dios", quizá una explicación necesaria de esta maravillosa cita.
La frase es lógica pero cualquier jugador de Mus sabe que quien se queda con todas sus cartas puede ir luego de farol.
También el ideal de amar a los demás como a sí mismo empieza por amarse uno.
Jilguero
Cuando eramos niños los que ahora somos ya mayores, nos enseñaban que el segundo mandamiento en que se encerraban los diez de la Ley de Dios era el de que "Amarás al prójimo como a tí mismo"; es decir que para medir como has de amar al prójimo, primero has de amarte a tí; y ese amor a tí no ha de ser un amor ególatra, sino un amor cabal, consciente de que ese amor propio es un amor a la creación de Dios manifestada en el yo y, por eso mismo, también en el otro.
Qué bien nos enseñaron cuando éramos niños. Gracias, montañés.
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