sábado, 7 de diciembre de 2013

Aután


No sé qué hace un mosquito en nuestro dormitorio con el frío que hace. Pero allí zumba. Busqué, desesperado, a las tres de la mañana el enchufe de las pastillitas, pero alguien debe de haberlo guardado con las sombrillas y las palas de playa, como es lógico. Después de revolverlo todo, sólo encuentro un viejo bote de Aután. Al untarme el líquido, un olor que me arrastra a más de treinta años atrás, a mi primer campamento –no muy feliz– en la Sierra de Cazorla. Aquel era su olor y yo no lo sabía. Me costó dormirme, aunque ya no por el mosquito. 


3 comentarios:

Aitor Suárez dijo...

Los olores están muy ligados a los recuerdos de la infancia debido a que, a diferencia de los otros sentidos, a nivel neuronal el olfato está directamente conectado con el hipocampo, que es la zona o parcela cerebral de la memoria a largo plazo.

Puede leerse más tecleando en Google "olfato", "hipocampo", "memoria a largo plazo".

Ignacio Trujillo dijo...

¡Madre mía, mi primer campamento, hace más de 30 años, también en la Sierra de Cazorla! con una tirolina y un río helado donde había que tirarse todos los días antes de desayunar unas rebanadas de un pan de pueblo inolvidable y una "marcha" larguísima, y un fuego de campamento, y unas "letrinas", y unas tiendas como de soldados, donde nos metíamos 10 o 12, y el izado de bandera, y la añoranza de mis padres...y Aután, mucho Aután...¡ Vaya con el mosquito!

Aquilino Duque dijo...

A mí el aután me retrotrae a nuestros primeros años en el Aljarafe, cuando Mosquito Coast estaba en el río Pudio.