jueves, 18 de octubre de 2018
Entre el muro y el foso
Escribir un artículo, cuando estás inmerso en él, tiene mucho de estar rodeado de enemigos, entre el muro y el foso, con una espada desnuda. Tienes que luchar contra el tiempo y contra el espacio, ay, el plazo de entrega y, ay, el número de palabras, cada cual más inflexible. También con la lectura que querría hacer quien te ha pedido el artículo y con las exigencias del medio y con la lectura que van a hacer esos amigos, conocidos y saludados de cuyo criterio te fías y, por tanto, temes como afilados alfanjes. Tienes que ser fiel al asunto, pero, a la vez, decir algo nuevo y también, ahora por la espalda, tener en cuenta lo que tantos otros han escrito y, ¡cuidado!, no perder tu estilo ni tu tono en la refriega. No puedes olvidar la amenidad. Menos aún la profundidad. Ser serio. Divertir. Ilustrar. Iluminar… Cuántos mandobles a diestro y a siniestro.
Desde fuera me han dicho que alguien escribiendo parece pasivo, aburrido, quieto…
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