lunes, 29 de abril de 2019

Lo importante


Llego al IES de buena mañana e identifico en un pasillo uno de los profesores con los que puedo hablar con complicidad de nuestro voto, que está hablando con otros dos amigos que no son nada cómplices, pero nos lo perdonan. Me acerco dispuesto a soportar un poco de sal en mis heridas, que me echarán éstos.

Nada más llegar veo que no. El cómplice habla con gran amargura del susto enorme de salud que se ha llevado con un hijo, que estuvo a riesgo de muerte. No era el momento de hablar de Ortega Smith, obviamente. 

Como sabemos que la historia acaba bien, veo de reojo que los saladores están deseando dejar de hablar del drama, para reírse un poco de mí. Aunque todos entendemos que el padre no quiera hablar de otra cosa y que la política le importe muy poco. Pienso que, en efecto, la política tiene mucha menor importancia que los asuntos graves de la vida y la muerte, pero, a la vez, que es mucho más fácil, por su propia naturaleza, encontrar en la política un ámbito común de interés de media intensidad. Hago esa reflexión con cierta mala conciencia.

Por suerte, cuando ya va terminando su crónica, nos cuenta el padre que su preadolescente el domingo por la noche estaba muy indignado con los resultados electorales y jurando en arameo y que él lo oía con lágrimas en los ojos de alegría, aunque políticamente jodido, porque su hijo estaba tan enfadado, gracias a Dios, lo que era un signo de recuperación.

Con un suspiro de alivio general, volvimos entonces a la política.


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