En Reversos, el último libro de Diego Reche, de una excelente factura, que rima con la belleza del volumen, en colección de la Diputación de Granada que diseña Mauricio d'Ors —que sigue la saga—, un último poema muy bueno, entre muchos otros. Pero con ese poema que digo, titulado "Cambios de nombre", a quien escribió "El lector es un fingidor" no puede menos que caérsele la baba. Encima, porque, al cambiar el último nombre, que para Diego Reche en su libro es María, por el mío en mi lectura, se produce un efecto un poco desconcertante y gracioso. Voy:
II
Te llamas Melibea
en el primer trimestre;
Beatriz, Lisi, Julieta,
Elisa o Galatea en el segundo;
en el tercero Laura,
doña Inés o Leonor.
Mis alumnos no saben
que tienes tantos nombres,
y tú, pensando, mientras,
que te llamas Leonor.
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