martes, 17 de octubre de 2006

El pequeño Nicolás

Qué raros los blogs. Nos pasamos el día visitándonos unos a otros, como rentistas en una novela de Jane Austen, y cuántas cosas ignoramos de cada uno. La mayoría de ustedes no saben que estamos haciendo obra en una casa nueva (que era muy vieja) y que en unos meses teclearé desde otro lugar. Lo sabe, sí, una lectora de mi blogg [o sea, ésa que cada vez me visita menos, porque se dedica a ver catálogos de azulejos] y nuestro arquitecto, que, en vez de ver catálogos de azulejos, se ha enganchado a Rayos y truenos, y ahora, cuando viene a ver la casa, en vez de hablar de las columnas de la cristalera, me pregunta por Adaldrida o que quién es Arp y qué hacía en Viena. Aprovecho la ocasión, a ver si hay suerte, para preguntarle desde aquí si las columnas de la cristalera son de ladrillo visto o no…
*
Pues bien, ayer fui a la obra con mi sobrino, el pequeño Nicolás, que enseguida descubrió el ancestral encanto de los montones de arena. Descalzo, empezó a trepar por ellos, a tirarse en plancha en su mullido colchón, a hacer boquetes y provocar desprendimientos. Hasta ahí todo normal. Pero, de pronto, la criatura tuvo un rapto poético —pobre, le corre por la sangre— y me gritó desde lo más alto de un montón, abriendo los brazos:
—Mira, tío Enrique: voy en una nube.

9 comentarios:

Jesús Beades dijo...

Hermoso texto. ¿Por fin a la "casa del pueblo"?

Ángel Ruiz dijo...

Siempre quise ser un rentista de una novela de Jane Austen, aunque un poco misántropo, de los que sueltan frases inteligentisimas pero envenenadas a las señoras gordas que han vuelto a meter la pata, mientras toman una copia de Oporto.

Adaldrida dijo...

Es AB-SO-LU-TA-MEN-TE GENIAL!!! Me he reído tanto...

Carlos RM dijo...

Sí: genial el sobrino y el texto del tío. Y saludos al arquitecto.

Juan Ignacio dijo...

¿Ya empezarán otros mensajes: "a ver cuando me termina las benditas
columnas", "cómo que eso, dijimos que era mucho menos", etc.?

Además del texto me gustó el asterisco ese, tan pretensioso de tamaño ahí.

Saludos.

Corina Dávalos dijo...

"—pobre, le corre por la sangre—" tiene mucha gracia!!!!

Agus Alonso-G. dijo...

Me gusta la estampa. El comienzo me supo mucho al Salón de pasos perdidos. (Soy meseteño, pero lo del "supo" por aquello de la multiculturalidad y el mestizaje dialéctico transversal. Más o menos).

Anónimo dijo...

Muy buena entrada. Y aprovecho la visita para decirte que los pilares no van revestidos de ladrillo. Van a quedar como si fueran parte de la carpintería, todo unitario.

Anónimo dijo...

Me parece que me apunto a tu blog. Estoy enganchado a tantos que no se si podré leerlo, pero ojearlo de vez en cuando...?. A lo mejor aprendo a escribir.