Querría yo saber quién es el duende maléfico, si el de las imprentas o el mismísimo Trapiello. O preguntándolo con menos rodeos: ¿será verdad lo que nos cuenta A. T. en su
El arca de las palabras del famoso verso de P. Gimferrer?
Se ha hablado mucho del célebre duende de las imprentas. Si se le tiene a favor, qué duda cabe, nos beneficiará con erratas que mejorarán nuestro texto original. Cierto poeta debía el único verso de valor que escribió entre los miles suyos a una errata. El original decía "Si pierdo la memoria, qué pereza"; pero al linotipista se le deslizó el hallazgo: "Si pierdo la memoria, qué pureza", y el poeta no restituyó desde luego ese acierto que no era suyo, porque en ese caso se hubiera quedado, tras larga vida, con las manos vacías.
De todas maneras, con ese verso controvertido, lo mejor lo hace el ángel de Feu. Abel, que es justo y no debe de tener remordimientos y le sobra sentido común, cuando escucha lo de Gimferrer, propone esta corrección:
Si pierdo la memoria, qué putada.
11 comentarios:
Es mejor -qué duda cabe- el verso de Abel Feu. El original y su errata coquetean con la crítica a la memoria ¡como si fuera algo malo!
Estoy de acuerdo. Perder la memoria es como que un virus te borre el disco duro... ¡Una grandísima putada! Aunque en el caso de Pere Gimferrer quizá no lo sea tanto.
Saber algo de memoria se dice "by heart", en inglés, y "par coeur", en francés. Eso es "llevar algo en el corazón", y quizá, como decimos nosotros, "tener una corazonada".
Una entrada muy jugosa, como demuestran los comentarios que empiezan a hacerse. La memoria es un gran tema, y yo no tengo claro si su pérdida arrastra otras. Por ejemplo, algunos ancianos pierden a la vez memoria y amargura, y se vuelven menos ariscos, más cariñosos y dóciles. Tal vez la memoria "mental" interfiere en la del corazón a la que se refiere Joaquín (muy interesante su apreciación).
BABELIA, el suplemento literario de el periódico EL PAIS hace en su edición de hoy un repaso bastante amplio (10 páginas) del panorama actual de la literatura andaluza, en la que incluye una amplia entrevista... o bis a bis de tu "admirado" Caballero Bonald con Pablo García Baena y Luis Garcia Montero , y habla de la "irrupción de los jovenes" , de narrativa y de poesía, donde mencionan a Luis Garcia Montero, Alvaro Salvador, Felipe Benitez Reyes, Juan Lamillar o Luis Muñoz...... pero no te encuentro ni en jovenes, ni en menos jovenes....en fin, que no te encuentro. Y dice tu " admirado" Caballero Bonald:
"Todo buen escritor andaluz no tiene nada que ver con Andalucía, no existe arraigo con las temáticas o lugares comunes de la literatura costumbrista andaluza. De hecho no creo que exista una literatura andaluza como si se tratara de una parcelación agraria."
¿Algo que decir?
Perder la memoria es lo peor que te puede pasar... al fin y al cabo, eso tiene nombre y se llama Alzheimer... que no recomiendo a nadie.
"Maria autem conservabat omnia verba haec, conferens in corde suo" (Lc 2, 19), que podría traducirse libérrimamente como "María se aprendía todas estas palabras de memoria".
Es difícil perdonar si se olvida...
Perdón, quise decir: es imposible perdonar si se olvida.
Yo pagaría por perder de mi memoria algunos recuerdos. Y desde luego, por falsear ciertos otros.
Crearse unos recuerdos a la carta, eso sí que es posmoderno.
Al fin y al cabo, el hombre no es más que su memoria. Si ésta se pierde y nadie la encuentra, sólo restan del hombre sus despojos, que a lo peor respiran.
Lo ideal sería encontrar las memoria perdidas de aquellos que fueron más felices que nosotros, y apropiárnoslas. Éste sería el más horrendo de los delitos.
Si el cielo existe, no debe ser más que nuestra memoria; el recuerdo de un estado de ánimo; acordarse eternamente de una caricia.
Quedarse sin memoria, y no sustiturla más que con vacío, eso sí que es la gran putada.
El infierno del olvido.
Sobre la memoria, este post: Cuaderno Cromañón
Publicar un comentario