En el Diario, aprovecho el día para hablar de
trabajo y estudio. Pero tendría que haber hablado de la huelga como método de trabajo. Un poeta no puede hacer huelga, además de por sus convicciones políticas, si es el caso, que lo es en este caso, porque en cualquier momento la musa puede, oh, asaltarlo. De hecho, la musa prefiere cogerlo, contra lo de Picasso, por sorpresa, descansado. Lo malo es que tendría que haber citado a Mario Quintana, el de
La pereza como método de trabajo, y de él hablé hace nada en otro artículo para el Diario. Y eso estaba pensando cuando recibí, oh telepatía consanguínea, este e-mail de mi hermano Jaime:
Enrique, estaba ojeando (hojeando) tus/sus Puntos suspensivos y me han entrado ganas de verle la cara a Mario Quintana. Te copio tres fotos en las que el pobre hombre está trabajando; qué vidas duras hay por ahí. Da que pensar.
Sin necesidad de ponerme de huelga he podido echar la mañana marioquintaneando. Los alumnos la han hecho por mí. Ha sido muy provechosa
7 comentarios:
Buen giro a Picasso. Descansado, descansando...hum. Sí, si es descansado, me hace pensar que entonces estás preparado para trabajar. Muy humano, cierto.
Sublime. ¡Viva Mario!
Hoy algunos holgamos cobrando. Cuestión de trabajar en un pueblo que tiene por patrono a San Miguel.
Cuánta verdad hay en eso del trabajo y la musa. Nunca llueve a gusto de todo, quiero decir nunca llueve a gusto del poeta.
Saluda de mi parte a tu hermano Jaime.
Saludos , Enrique.
Según los antiguos, complace a las musas que el poeta esté, más que trabajando, despierto y en guardia, y, a ser posible, que se dé unos buenos madrugones; Se pensaba que solían dictar sus rimas “en las purpúreas horas que es rosas la alba y rosicler el día”.
Jil...
Qué serenidad la de Quintana, ya la querría yo para mí. Por cierto que algún poeta hay de huelga y montería... El JMJ del diario no soy yo, qué iniciales más socorridas, se prestan a confusión. Hoy tocaba trabajar, no leer los periódicos. Hasta por la tarde, claro.
Qué bueno. Estas cosas me recuerdan que no queda otra que trabajar, pero que habíamos nacido para el paraíso.
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