jueves, 24 de noviembre de 2011

División

Se me lamenta un alumno de su accidente de moto. No son las heridas solamente, sino que ha tenido que interrumpir sus entrenos de fútbol, con lo duro que estaba trabajando y las ganas que tenía. Le veo tal brillo en la mirada que le pregunto si va a ser deportista profesional y me dice, arrobado, que su aspiración es llegar a jugar en Tercera División, que a ver si hay suerte. ¡Es impresionante lo que mis alumnos tienen que enseñarme! Qué maravilloso ejemplo. Tanto rollo con lo del poeta menor, oh, el ruiseñor que oímos cantar una tarde, y bla bla bla, pero todos con la vista clavada en Borges, inyectada. Y sin ese brillo en la mirada de mi alumno por alcanzar, ¡ojalá salgan bien las cosas!, la Tercera División. 

4 comentarios:

Fernando dijo...

Hay algo muy grande en este caso, Enrique: el tener objetivos viables y que consistan en el reconocimiento ajeno. Pasan los años y uno se desengaña de los demás, "basta con que yo juegue bien al fútbol, los demás no saben reconocerlo". Es preciso aprovechar la juventud, cuando todavía uno confía en sí mismo y en el juicio ajeno.

Ojalá que tu alumno se recupere pronto y logre su gran afán de jugar en Tercera, antes de que la vida le desanime.

gatoflauta dijo...

Todos podemos tener los objetivos viables a que se refiere Fernando. Basta con que nos planteemos, no lograr el reconocimiento ajeno (cosa que sólo en una pequeña parte dependede nosotros, y que es perfectamente posible alcanzar por medios que nada tienen que ver con el mérito de la obra), sino el aprender y mejorar en todo lo que hagamos. En otras palabras, competir no con los demás, sino con uno mismo. Que el estímulo no sea la vanidad, sino la satisfacción propia y, si se quiere, el orgullo -que bien puede ser noble, y que, en todo caso, es cosa muy distinta.

Anónimo dijo...

Como podría decir Miguel d'Ors, para qué andar soñando con Wyoming cuando lo que buscas lo puedes encontrar embarrándote los zapatos durante un par de horas buscando níscalos.

Por darte un poco de jabón: también te honra esa capacidad de que un profesor aprenda de su alumno.

Miguel


(Muchos se conformarían con ser un poeta de Tercera División).

Adaldrida dijo...

Hummmm... no digo lo que pienso. Sonaría demasiado bien, a peloteo.