viernes, 7 de junio de 2013

Oh


Llego tardísimo del viaje. Leonor me está esperando y, todavía en la puerta, me dice: "Carmen es poeta, como tú". Yo, que vengo un tanto escéptico, como vapuleado, me digo: "No te preocupes, Enrique, que no será para tanto, es una manera cariñosa de Leonor de recibirme". En voz alta sueno más seco: "¿Por qué, eh?".

"La estaba acostando y me ha dicho: 'Mamá, me gusta tocar la cama fría', mientras acariciaba la sábana: 'Me encanta por donde está fría, fría como el viento frío'" Reconozco que me ha gustado muchísimo y he visto que la palma de su manita, sobre la sábana, estaba pintando el viento. En alto sueno: "Oh".

Y sigue Leonor: "Le he dicho: 'Eres poeta'" y me ha contestado: 'Sí, mamá, a veces, soy mala, pero después lloro'" Leonor entonces se creyó que confundía los términos y le explicó que ser poeta no es nada malo y que no hay que llorar. Yo no sé si la niña se confundía tanto.

3 comentarios:

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

A veces soy mala
pero después lloro.

Esto también es poesía. Nótese el isosilabismo 6-6. Hasta yo, que paso totalmente de la métrica, me he dado cuenta.

Felicite a su hija de nuestra parte.

Anónimo dijo...

Era de esperar el contagio.Ya decía la sobrina del caballero de la Mancha que ser poeta es enfermedad incurable y pegadiza.
Jilguero.

Adaldrida dijo...

Tu hija es genial!!!