sábado, 29 de junio de 2013

Pasando revista



Reseñas aparte [pág. 29] y artículos [por mucho que me gusten] y menciones en suplemento, por lo de Moro en Almagro, en este mes he aparecido en tres revistas. Aprovecho en ellas para, haciendo honor a su nombre, pasar revista, o someterme a revista, mejor dicho, y publico lo que me gustaría contrastar y probar con los lectores. 

En Nueva revista, menos, porque lo que explico lo tengo claro: un ensayo titulado "Sobredosis de brevedad (y homeopatía)", sobre el fenómeno twitter y sobre la moda de los aforismos, no como consecuencia, sino como solución. Lo colgaré en Trampolínk en cuanto lo cuelguen en la página web de la revista. 

Más me expongo en Clarín, donde saco a relucir (a ver si relucen) una serie de aforismos, precisamente. Si ser poeta no es una ambición mía, sino mi manera de estar acompañado; esto de ser aforista sí que es una aspiración, al menos. 

Y en Númenor publico una narración. Narrar sí es una ambición mía con todas las letras, y, por tanto, una gracia que no quiso darme el cielo, me temo. Mañana publicaré aquí el cuento.

5 comentarios:

Jesús dijo...

"No he de callar": maravilloso, por avisador y oportunísimo, artículo.

También se podría titular: "He de hablar".

Gracias

E. G-Máiquez dijo...

Querido Suso, te agradezco muchísimo el comentario, pues es un artículo donde he dicho algo para mí muy importante.

Jesús dijo...

Permíteme que añada que "has dicho" algo también muy importante para mí, citanto a mi querido Péguy: que Dios sólo sabe contar hasta uno (este tema lo completaré en una carta a tu correo).

Para los que nos dedicamos al negocio de la escritura, siempre sensibles a "cuántos" nos leen, siendo ese "cuántos" una permanente trampa como tú bien señalas, el que hayas indicado que la cuestión es que haya un "quien" (uno o un millón, da igual) pone las cosas en su sitio, y las pone todavía más que te hayas percatado de que, en todo caso, siempre habrá un "quien", el de uno mismo, que por no callar, por hablar, salva su alma.

Anónimo dijo...

Respecto a lo que dice Suso, yo suelo citar una frase de la VII Carta a Lucilio de Séneca: "Bellas también son las palabras de aquel, fuera quien fuese, ya que son de autor dudoso [acaso, apunto yo, fueran del propio Séneca], el cual, preguntado por qué ponía tanta solicitud en unas obras que habían de llegar a poquísimos, dijo: «Me basta con esos pocos, me basta con uno, me basta con ninguno»". A mí también "me basta con ninguno"; y así es porque ni siquiera pienso en mí mismo como lector (aunque esté inevitablemente ahí, claro), sino en el texto mismo que traiga entre manos y mi compromiso (mi obligación) para con él. Como ya dijera Machado, "el hacer las cosas bien / importa más que el hacerlas". Ese "yo" que en todo se entromete es, me temo, una de mis incomodidades con el cristianismo, o al menos con cierto cristianismo. No en todo, por todo y a todas horas; a mí al menos me cansa un poco. Y a veces más que un poco.

Dolores dijo...

Yo he disfrutado mucho con los dos textos que enlazas: me he acordado de lo que disfruté leyendo a Abott (momentos como quién tiene el turno de estar malhumorado) y me ha sorprendido (no lo sabía) ¡que fuera un blog antes de un libro! Vale, que aquí habías comparado su éxito con las ventas de "El pábilo vacilante" y habías tratado del uso de la tercera persona, pero yo no había caído :P

"No he de callar" me ha gustado: sobre todo a partir de la mitad en que se coge carrerilla. No digo que el principio no sea bueno, sino que (para mí) queda iluminado desde el final. Ya había leído la referencia a Dios usando Twitter (por Twitter, claro), y la frase final del artículo ya es apoteósica: Cabe incluso que, como dijo el clásico, el alma que uno salve sea la suya, lo que tampoco está nada mal. (¡Gracias!)

Y perdón que últimamente me enrollo en los comentarios, pero es que "pasando revista" me ha hecho sentirme aludida, y la lectura de "homeopatía" me ha chirriado (cosas de ser química).

Saludos!