La astenia no era solitaria. Estaba secundada por los efectos secundarios de un antihistamínico. Y no deja de tener su gracia —incluso ahora— que el medicamento para combatir la alergia haga un juego de palabras (o tropiece en la dislexia) y combata la alegría.
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La realidad, de paso, también alegoriza. Cruzo por un parque y oigo como una madre le grita a su hijo: “¡Gaizka, no empujes a tus compañeros!”. Tierno cachorrito del nacionalismo, qué pronto empieza.
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La verdad es una medicina.- Desde que hemos detectado la causa de mi astenia antihistamínica estoy muchísimo más alegre.
1 comentario:
Pero... ¿y la alergia? ¿Siguió alejada?
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