domingo, 11 de diciembre de 2016
Cervicales
Últimamente algo en las cervicales me da unos ligerísimos mareos. Lo curioso es que recuerdan mucho al leve flotar que producen tres o cuatro copitas de jerez. Recuerdan tanto, que por un efecto contagio en los vasos (o catavinos) comunicantes del subconsciente, me parece que me las he tomado. Y, por tanto, el mareíto me lleva cogido de la mano a una alegría chispeante y a un optimismo universal, como si el mundo fuese más ligero y bailante. En vez del vino sin alcohol he dado con el vino sin el vino, que, tontería por tontería, es más respetuosa con el vino.
Constatado lo cual, me apresuro a decir que eso no quita nada en absoluto para que lo mejor de lo mejor sea el vino, vino.
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3 comentarios:
Eso que se ahorran su bolsillo y su hígado.
Yo tuve problemas de cervicales, que desaparecieron cuando seguí el consejo que me dio un médico: hay que sentarse siempre en una silla dura, sin cojines, y evitar los sillones mullidos y los sofás blandos, que deforman la columna vertebral.
¡Me apunto a la Hermandad de Los mil hijos de Falstaff!
Gracias.
(Prefiero eso a explicar que mis mareos se deben al "sindrome vertiginoso").
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