Me está pasando últimamente con frecuencia, como si quisieran dejarme clara esa lección antes de que acabe el año. Voy a escribir algo y se corta la conexión. Cuando vuelve, lo he pensado mejor y aquello era una tontería. Me devuelven una carta porque la dirección estaba mal y suspiro porque el contenido estaba peor. Voy a llamar a uno y no tengo su teléfono y luego descubro que no hacía falta y que hubiese sido contraproducente.
Lo sospechoso es que todas estas gestiones y comunicaciones interrumpidas eran innecesarias o dañinas, todas, de modo que empiezo a pensar si no lo serán también las que no se interrumpen. Es sospechoso este acierto en el error en el 100% de los casos.
La lección es el silencio (aunque eso es fácil —valga la paradoja— decirlo).
1 comentario:
Para meditar, realmente.
No hay duda de que el silencio siempre (o en el 99,9% de las veces), le lleva ventaja a las palabras.
Feliz y santa Navidad.
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