La clásica: Quien bien te quiere te hará llorar.
Y ya para forofos: Quien bien te quiere te oirá llorar. [Hay que pinchar en la portada de la revista, abrir el PDF y, finalmente, ir a la página 7]
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Una tormenta de ideas con algún rompimiento de gloria
7 comentarios:
Pues lo que tú ya sabes, emocionado y admirado, una vez más. Recojo para mi baúl de las cosas sabias el "quien bien te quiere te oirá llorar".
Muy generoso. Tú espera que empecemos; que entre exámenes, envíos, columnas y lloreras, igual no te queda tiempo ni para gambas frías.
Hace años, los niños muy pequeños, pasamos unos días en una casa rural cerca de Lisboa. La dueña, encantadora y buenísima cocinera, al despedirme me dio un abrazo y me dijo "recuerda que aquí tienes un hombro". Yo no sé qué vería la mujer, o si fue porque siempre hay motivos para necesitar un hombro, o si es una fórmula de despedida portuguesa, pero me emocionó un montón. Me acuerdo muchas veces de ella y de su hombro.
Mucha gracias por la genialidad en el cambio de palabra - creo que a partir de ahora lloraré todavía más a gusto- y muchas gracias por recordarnos que llorar es todavia algo políticamente correctísimo.
Bueno, que quede claro que no soy ninguna "lloreras".
Enrique, con tu permiso, tomo nota del artículo del Diario para incluirlo en uno de mis libros de bachillerato, para que nuestros alumnos te hagan un comentario crítico de textos...
Muchísimas gracias, Suso: qué bien se está en tu baúl.
Preciosa expresión, CristinaB, la de tu dueña portuguesa: sin tantos caracoleos como uno -que me pierden- fue a lo esencial.
Mafalda, queda claro.
Y se me saltan las lágrimas, de ilusión, con el ascenso a tu libro, JAGR. Eso sí, espero que en su lectura crítica los de Bachillerato no me suspendan... Qué miedo.
Leyéndote me queda la duda de si quién tiene que aprender a suspender son los alumnos, los profesores,los políticos reformadores de la cosa o tal vez todos.
A ver, el suspenso es a veces necesario, pero el refrán es mentira. Una sucia mentira que nos han estado colando durante años. Quien bien te quiere NUNCA te hará llorar. Y si lo hace y encima se ampara en el odioso refrán, es que es un cínico, un malvado, un hipócrita o la señorita Rottenmeyer.
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