jueves, 7 de octubre de 2010

Deus ex machina

Mi bondad natural (o mejor dicho, la sentimentalidad) es una más de las razones por las que soy un mal narrador, si lo soy, que no. Empiezo a contar una historia y apenas la he echado a rodar, ya estoy metiendo los dedos en la máquina para conseguir a toda costa la felicidad de los protagonistas. Así no hay manera.

6 comentarios:

Personaje de Enrique dijo...

¡¡¡Muchas gracias!!!

Miriam dijo...

Genial entrada y divertidísimo comentario del personaje.

Cuando quede una vacante, yo también quiero ser personaje de esas historias ¡¡¡

E. G-Máiquez dijo...

Gracias a Miriam, pero es mejor ser un personaje de la Providencia. Lo que me lleva a pensar que esos novelistas que tienen la sangre fría de no intervenir en favor de sus personajes saben que, a fin de cuentas, sólo Dios salva.

A mi misterioso personaje le agradezco que por un instante me haya sentido un poco Pirandello.

Anónimo dijo...

De acuerdo contigo: El masoquismo es esencial para contar buenas historias. No hay otra manera. La bondad nunca engendraría una guerra de Troya. Ni un Ricardo III. Ni un Fausto.

En fin, que hasta para "Blancanieves" y "Alicia en el país de las maravillas" se requiere masoquismo. ¡Y mucho!

A F-D

Anónimo dijo...

De acuerdo con el comentario de E.G-M. al de la entrada de Miriam.
Hoy mismo he oído por la radio que la esposa de Churchill, deprimido por perder las elecciones tras la Segunda Guerra Mundial, lo consolaba interpretando lo ocurrido como bendición disfrazada; lo cual se revelaría profético, pues iba a permitirle escribir sus memorias y ganar el Nobel (y después otras elecciones). Lo mismo la derrota de Vargas Llosa frente a Fujimori.
Jilguero

Miriam dijo...

Mmmmmm, pues va a ser verdad.
Decidido, me quedo con el actual Jefe
Anda que no se debe haber reído mi ángel. Seguro pensaba que el cambio de Autor era la excusa ideal para tomarse unas vacaciones, unas cortas pero merecidas vacaciones.