En la célebre entrevista para el programa Apostrophes, siempre interesante, a ratos inquietante, con golpes desternillantes, y entrevistadores sobrepasados, Vladimir Nabokov dice que no se arrepiente en absoluto de la metamorfosis del escritor en ruso que fue en el escritor en inglés que es. La curiosidad es si al hablar de metamorfosis, el ilustre entomólogo está pensando en los lepidópteros o si el ilustre escritor está pensando en Ovidio. La cuestión, sin embargo, está clara y se agradece: para un escritor cambiar de lengua es cambiar de naturaleza.
[En Ambos mundos algo sobre sus cuentos]
16 comentarios:
Algunos escritores tienen el don de lenguas. Para ellos cambiar de lengua es como cambiar de boli.
Creo que Nabokov lamentaba haber perdido algunas bonitas palabras rusas. Como haber tenido que titular en inglés "Despair" a la tan bonita y rusa "Otchayanie".
Para él, la palabra en ruso Otchayanie era "a far more sonorous howl", que la palabra inglesa.
Me vengo aquí a comentar, que me he quedado solo en el trampolink. Allí discordaba de la ecuación "lengua materna" = [la] "naturaleza".
No sé qué factores emotivos tiene la palabra "Otchayanie", pero a mí la palabra "Despair" me gusta, lo cual tampoco sirve para nada: el hecho de que la asocie con canciones que conozco no es motivo para darle más importancia.
Supongo que el factor emotivo de las palabras es un valor, pero no sé si se ha cargado la mano en eso.
Ángel, gracias por venirte aquí a discrepar y a estar de acuerdo con don Javier Vicens. Estaba pensando en copiar tu comentario, tan sabroso, y traérmelo yo aquí, pero sin tu permiso me daba apuro.
A mí me mientas a los nacionalistas, y ya se me corta el cuerpo, y eso que a los españoles "nos conviene" [las comillas las pongo por si se asoma algún experto en malinterpretarme, para que se les note el tono irónico], que seguimos siendo un imperio lingüísitico y no perderíamos más que unas mitades de algunas regiones nuestras que tienen otras lenguas españolas...
Pero yendo a lo serio. Creo que hay una diferencia abismal (nunca mejor dicho) entre la cuestión aplicada a la literatura y a la política. Quizá la confusión de los nacionalismos arranque de su literario pecado original.
Y para un escritor, dones del Espíritu Santo, que también evoca Steiner, aparte, sí que el lenguaje tiene una identidad sustancial. Comprendo el "factor Otchayanie", aunque efectivamente nazca no sólo del diccionario sino de las asociaciones de la memoria de cada hablante.
Conviene no cargar la mano en eso, aunque eso tiene mano en la literatura.
Se me ocurría un microcuento: "Un traductor que cambia el final de una novela (pongamos que lo hace más feliz) al traducir al español una novela rusa, por ejemplo, o que se deja de complicaciones psicológicas".
Bueno, Nabokov resalta la sonoridad de la palabra, y no alude a factores emotivos que, por supuesto, podrían tener un peso innegable en la preferencia. Y soy consciente que de esto abusa mucho imbécil, pero es así.
Escribía Barbey D'Aurevilly:
"Vino a verme el Doctor Marty. Hablé en español, incorrectamente, pero escuché cómo lo habla Marty, con ese amor por la lengua materna en la que el hombre encuentra todo su espíritu y todo su aliento. La lengua está en el seno de nuestras madres... la que se toma fuera de esa fuente sagrada es sólo una torpeza"
Pero claro, de esto se ha abusado y puede llegar a dar asco.
Hay quien llega a escribir perfectamente mal en varios idiomas.
Hacía días que no me asomaba a esta entrada. Subraya EGM su ironía, por si aparece por aquí "algún experto en malinterpretarle". Como a mí me ha acusado de eso mismo ya alguna vez, y como me temo que él (y no es el único) ve, a quienes no coinciden con ciertas ideas suyas, como personas que siguen una determinada y previsible línea de pensamiento, le copio aquí un comentario que dejé esta mañana, con mi mismo nombre, en el foro de la encuesta abierta por La Vanguardia, preguntando: "¿Irás a la manifestación de la Diada?". El comentario -puede verlo allí- es éste:
"Si he entendido bien, la manifestación de la que aquí se habla es la que ha convocado la ANC, y que irá encabezada con una gran pancarta con el lema: "Catalunya, nou estat d'Europa". (La ANC, por lo demás, muy "democráticamente", ha dejado claro que las demás pancartas que puedan verse "no valen", no vaya a ser que alguien se desvíe de la cartilla). ¿Cómo se puede hablar de "manifestación de la Diada" (así le llama esta misma encuesta), cuando la Diada, según el Estatut, es "la fiesta de Cataluña" (art. 8.3), y en Cataluña, como hasta los independentistas saben, hay una parte importante de la población que NO ES independentista? Como dice con razón "elenterao", los independentistas se han apropiado de la manifestación de la Diada, en lugar de montar una, como deberían hacer si fueran honestos, al margen de la fiesta de todos. Y lo han hecho con la complicidad del gobierno de todos los catalanes. Lo cual es inmoral. Y patético".
Dos observaciones finales. 1) "elenterao" aquí aludido es un lector que firma así, y que había dejado un comentario antes que el mío diciendo exactamente eso, que los independentistas se habían apropiado de la manifestación. 2) Puede ahora si lo desea EGM, o Ángel Ruiz, especular acerca de dónde habré ido a buscar las ideas que ahí expongo, si a El País (de donde AR aseguraba que tomo las de otro tema que discutimos recientemente), o a sabe Dios qué otro sitio.
Y un último detalle, para evitar confusiones: dice EGM que es mentarle a los nacionalistas "y ya se le corta el cuerpo". ¿Le ocurre eso también con los nacionalistas españoles? Porque, según reciente enmienda del DRAE (eso que yo cito a veces y que tan poco gusta a algunos), la primera acepción de "nacionalismo" es "Sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia". A mí no me molesta nada que alguien sea nacionalista; es más, tengo amigos que lo son, tanto españoles como, por ejemplo, catalanes. Lo que es poco de mi gusto es la utilización interesada y torticera de símbolos que debieran ser de todos (como me parece ocurrir, y por eso lo critico, con la manifestación de marras); o también (y de eso hay no poco en todos los nacionalismos, español incluido) la convicción de que "los nuestros", sean quienes sean, tienen la exclusiva de la verdad, y quienes disienten pueden justificadamente ser despreciados, o hasta insultados si a mano viene. Es decir, la mentalidad que criticaba Tony Judt cuando decía que "Estar dentro significaba mirar con desdén a los no creyentes, ignorantes, incultos" -y cosas peores si hace falta, añado yo. Cosa que, decía, puede encontrarse en todos los nacionalismos; pero no sólo entre ellos.
No contento con sermonearnos aquí, Pedrete nos agasaja ahora con los comentarios que depone en otros medios.
No se cansa de decir siempre las mismas chuminadas de "la exclusiva de la verdad", "Verdad con mayùscula" etc etc?
Soy Balaverde, la blackberry no me deja comentar como tal.
Gracias a Balaverde por su amable "deposición". Aunque encuentro que eso, las "deposiciones", son un medio de "agasajo" un tanto particular. Pero en fin, si él se siente agasajado con ellas..., pues eso: de gustibus non est disputandum.
Lo de la ironía lo decía por Gatoflauta, no por Pedrete, que es otra cosa.
En términos generales, me parece muy bien lo que dice. Estoy de acuerdo.
Pedrete, no quise decir nunca que tus argumentos los sacases solo de El País: quería decir que parece que te riges por la línea editorial de El País.
Quizá con una pregunta se pueda aclarar mejor lo que quería decir: ¿Hay alguna cuestión (dejando de lado cuestiones menores) en la que estés en desacuerdo con la línea editorial de El País?
Gracias a EGM; y comentarle a Balaverde lo que ya le dije en otra ocasión: se le calienta la boca con demasiada rapidez. Se puede estar en desacuerdo conmigo, o con quien sea, sin recurrir de inmediato a la descalificación personal. Es más, yo agradezco positivamente los desacuerdos: enriquecen, ya sea porque proponen ideas nuevas en las que uno no había pensado, ya porque, incluso si no es así, plantean un nuevo punto de vista, desde el que uno mismo puede descubrir cosas que no había visto.
Sobre lo que me dice AR, debo decirle que yo no sé bien cuál es la línea editorial de El País; mi conocimiento del periódico y de su editorialista (o sus editorialistas, si son varios) no llega a tanto. En cualquier caso, no la consulto antes de expresarme: el comentario a LV que reproducía no lo hice previa consulta a El País (a quien no sé qué le parecería lo que digo), sino sólo a mis propias ideas. Y, como ya le expliqué, esa suposición suya es poco respetuosa: yo estoy seguro de que sus ideas son suyas, aunque puedan coincidir a menudo con las de determinadas publicaciones o instituciones. Y lo estoy porque no dudo ni por un instante de que tiene cultura e inteligencia sobradas para pensar por sí mismo. Un respeto que él no parece tener hacia mi propia persona; lo lamento, y creo que se equivoca.
Dicho todo esto, yo discrepo a veces, y otras no, con lo que proponen los editoriales de El País. En la negociación de los convenios de mi propio trabajo, cuando se ocupa de ellos, tiene El País cierta tendencia a atender más de lo justo la propaganda de la patronal. Recuerdo, hace unos años, cómo recogía sin crítica, precisamente en un editorial, una afirmación de esa propaganda según la cual ganábamos "de media, más que un catedrático". Sobre ser ésa una afirmación excesivamente vaga, y yo diría que demagógica (no todos los catedráticos ganan lo mismo), era, y es, demostrablemente falsa. Es sólo un ejemplo. Pero ya digo que el problema no está en eso, sino en la suposición de AR (perfectamente gratuita, y que yo no hago respecto de él, ni de nadie) de que mis ideas no son mías. Podrán ser torpes, o falsas, y desde luego son del todo discutibles; pero no las propongo, cuando lo hago, porque sean (si lo son) de El País o de nadie, sino porque tengo conocimientos y razones personales para defenderlas.
Agradezca mis exabruptos, Pedrete, que como le digo siempre no le dan sino un pretexto a su absurdo personaje.
Se ha tomado a mal lo de sus "deposiciones", acuda a su idolotrado DRAE y comprobará que no me estaba refiriendo (exclusivamente) a sus cagadas.
Balaverde (desde su blackberry)
Persiste balaverde en lo que él mismo reconoce que son exabruptos (tiene toda la razón). Como dice Virgilio en el final del canto XXX del Inferno, "voler ciò udire è bassa voglia" ("el deseo de oír tales cosas es muy bajo deseo"), y no digamos el de participar en ellas. A partir de ahora, no contestaré a sus salidas de tono, aunque sí, como a cualquiera, a sus argumentos (si es que conoce alguno, que ya empiezo a dudarlo). Siga, pues, con sus burradas, que a partir de ahora podrá disfrutar sin duda más, puesto que las disfrutará él solo.
Presentaré mis argumentos (ciertamente escasos e insuficientes para hacer mella en su probada resistencia al razonamiento inteligente) cuando entienda qué demonios vino usted a discutir a esta entrada. Porque, que yo alcance a entender, ha entrado aquí, una vez màs, a hablar de su ojete (entiéndame, su ensimismamiento) a colación de una alusión incierta (ser experto en malinterpretar presupone capacidad de entender, cosa que sería aventurado predicar de su personaje) y puedo decir lo que pienso de èl.
Balaverde
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