miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lux et Veritas


El premio: un luminoso agradecimiento y una verdadera extrañeza. Me premian por respirar cómo respiro, qué raro. 

14 comentarios:

Mora Fandos dijo...

Enhorabuena, Enrique, y qué bonito artículo.

Eduardo del Pino dijo...

Felicidades al público lector, al periódico, y al autor. Hay algo que une especialmente enseñar y escribir. Algún día de estos tengo que pensar en eso.

E. G-Máiquez dijo...

Por culpa de mi conexión lenta a internet, había publicado dos veces la misma entrada, lo que podría interpretarse como una desbordada alegría por el premio, quizá exagerada. La borro, pero agradezco aquí los dos comentarios, que agradezco tanto, de Jilguero y de Domingo Vallejo. También los dos que se han salvado. Gracias.

Ignacio Trujillo dijo...

¡Enhorabuena¡
Ojú, qué frío hace hoy en Sevilla.
Iremos bien abrigados a aplaudirte.

María dijo...

Qué gran alegría. Yo acepto la enhorabuena. Estoy de enhorabuena porque te den el premio a ti. Qué maravilla.

Cristina Brackelmanns dijo...

Precioso. Enhorabuena y gracias sin remedio.

Y qué graciosos los que susurran esas cosas, qué entenderán por "lejos".

Muzzle of kiss dijo...

Enhorabuena. Los méritos, evidentemente, te sobran.
Pero sobre todo gracias por tus artículos que, como lucecitas que nos vas poniendo, nos hacen más llevadero el camino.

Jesús dijo...

"Lux et Veritas et Scriptura".
Enhorabuena, Enrique.

José María JURADO dijo...

Felicidades, Enrique, luz y verdad.

javier dijo...

A mí me alegra saber que le han dado a usted un premio no por su fe -que solo Dios conoce- ni por sus anacolutos sino por su trabajo, tan amable.

Inmaculada Moreno dijo...

Ya dejé la edición digital del periódico mi felicitación. Pero aquÍ quiero repetirla. Muy merecido premio.Cuánto me he alegrado.

E. G-Máiquez dijo...

Muchísimas gracias a todos.

Tengo que confesar que soy idiota. Ayer por la noche lo veía claro. El número de los premiados, que me dio para tanta guasa, fue, inesperadamente, otro premio para mí y de lo más gordo. El de formar parte de una comunidad espléndida. Sentí, si me permitís la indiscreción, que estábamos ante un signo de la Iglesia: desde los que nos dedicamos a cuestiones más intelectuales y divulgativas, pasando, por supuesto, por las labores educativas, hasta el ejercicio de la caridad: comedores para necesitados, guarderías en barrios marginales, defensa de afectados por enfermedades raras, monjas que reinsertan prostitutas... Y siempre presididos por el reverendísimo Arzobispo. Me emocioné, aunque traté de disimularlo. Era (soy) muy pequeñito pero a la vez formo parte de algo muy grande.

Anónimo dijo...

Enhorabuena, Enrique. Por tu labor, por tus lectores y, sobre todo por tus compañeros de premio. BB

Alejandro Macía dijo...

Muchas felicitaciones, aunque sean atrasadas... and keep walking.