martes, 11 de octubre de 2016

Quique me salva



El día se ha vuelto tan complicado y tan agotador que, en el coche, confieso a mi mujer, buscando una absolución sacramental, siquiera sea por la jurisdicción conyugal, que no creo que pueda ir a misa. Ella entiende. Pero Quique, desde atrás, comenta: "Pobre papá, qué triste estarás".

Voy a misa, naturalmente. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quique también me ha salvado a mí.

Gracias Quique!

José

Josefina dijo...

Qué maravilla tener un "instrumento divino" como Quique.