Tengo una relación pésima con mis fotos. Los espejos, sobre todo los de casa, son de la familia y acaban devolviéndote una imagen dulcificada; pero las fotos dan fe con la misma frialdad que un notario y te pasan la inexorable minuta del paso del tiempo. Últimamente la cosa había empeorado y yo le echaba la culpa a los kilos y a los años.
Que la tienen y, sin embargo, he caído en la cuenta de que el problema de fondo es que salía sólo medio yo, y así no hay manera. Desde que me casé, cualquier fotografía en solitario es como de perfil. De frente, para salir entero, tengo que posar con mi mujer. Llegado a esta conclusión, y sin pedirle permiso —no me lo daría—, mando al periódico una foto completa. Además, como vengo a escribir mis artículos sobre la familia, está justificado que aparezca una foto de la nuestra, ¿no?
La mayoría de mis lectores, quitando a alguna top-model que siga la Gaceta de los Negocios, estarán de acuerdo conmigo en la práctica imposibilidad de salir bien en un primer plano. Habrá algún cenizo que piense que no damos para más, pero yo creo que no. Fíjense que en las fotos de familia, en cambio, todos salimos mejor, de más lejos, sin cara de pose, con una sonrisa natural, felices y acompañados.
Uno de los problemas de esta sociedad es que prefiere las fotos carné.
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17 comentarios:
Es de cajón, las fotos en solitario son más frías. Nunca se dice patata. Y si son fotos de familia brilla en ellas una inocente complicidad que pide volver los ojos sobre ellas en un futuro.
Encantado de conoceros
No se dice ni patata. Muy bueno eso. ¿Me lo regalarías para mejorar el artículo por si alguna vez los recopilo? Tiene mucha gracia, Edu.
Bueno, Arp, que eso no excuse un encuentro personal, donde mejoraremos -espero- algo
Con esa mujer que tienes, ¿cómo vas a salir mal en la foto?
Y con amigas que me miran con buenos ojos, tampoco.
A finales de octubre voy a un congreso a Cádiz.
Encantada de conoceros, también.
Se me olvidaba: es tan bonita la idea de la foto incompleta que probablemente te salvarás de la bronca por enviar la foto sin permiso. Enhorabuena!
A finales de octubre vienes a dos congresos a Cádiz. Uno es el nuestro: de bloggs.
Y de la bronca me salvé a medias, AnaCó.
Felicidades. Lo que es Internet: tecleando en Google "Miguel d'Ors" llegué a Compostela; ahí conocí que existías, he llegado aquí, te leo con fruición y acabo de comprarme "Haz de luz", "Ardua Mediocritas" y "Casa propia". Ya te contaré...
Bueno, Dal. Muchas gracias por el interés, y espero que no se te atraganten tantos poemas míos. Ánimo y ya me contarás, que no tenemos que perder la amistad por eso, eh.
Claro que te lo regalo Enrique, lo primero que viene a la cabeza
pensando en las fotos en compañía es la alegría que se monda de una patata y una patata que se monda de alegría.
Esta vez más que un cuarto de vuelta de planeta después llegué como dos días después.
¡Muy buena la idea esta de las fotos completas!
(De todos modos no me parece que salgas mal en esa pequeña foto de los artículos del periódico).
En la foto del Diario, amable Juan Ignacio, no es que salga bien, es que salgo mejor (de lo que soy). Lo malo es que voy cumpliendo años y kilos y voy a tener que renovarla, me temo que con la consiguiente pérdida de lectores.
No seas coqueto, que a tus lectores (no sé si a tus lectoras), tus años y tus kilos nos dan igual. Te leeremos encantados mientras no cambies la literatura por el sumo.
Glacias, glacias, Dal. A una de mis lectoras (o sea, a mi mujer) sí que sé que le importa. Al resto, supongo que nada. Lo que tiene que coger solera y grosor, dices bien, es la escritura.
Enrique, no habías salido tan bien en una foto desde la última que te hice...aquello no era propiamente tu familia, pero sí que reinaba un ambiente de familiaridad. Saluda a tu mujer de mi parte, y dile que no te riña por que la compartas (un poquito nada más, y sólo en dos dimensiones) con nosotros.
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