lunes, 15 de enero de 2007

Exaltación del matrimonio

Se lo trajeron los Reyes a Leonor, entusiasmados con el título: Exaltación del matrimonio, de Ernesto Giménez Caballero. Pero ella, llena de sentido común, desdeña los superlativos, quizá porque no los necesita. He sido yo, exactamente igual que cuando le regalé La perfecta casada, quien ha acabado por leerse el librito. No dejará de venirme bien.

El barbero del rey del Suecia os ofrece estos trasquilones del libro (que defiende que el matrimonio supera la tentación petrarquista, tan italiana, de divinizar a la mujer, como a Laura, y la simétrica tentación de castigarla, como Don Juan), :

La Conferencia y el Ensayo son géneros demoliberales, parisienses, anglosajones. No van con nuestro genio apologético, exaltador, catolicista. Un italiano lleva siempre en sí un tribuno y convierte en seguida todo salón en foro. Nosotros, los españoles, sentimos dentro al sacerdote y al predicador. Y la charla más frívola nos deriva a sermón y apologesis.

*

El armisticio en el amor se llama matrimonio.

*

[Sobre Petrarca] ¿Qué es eso de morirse de nostalgia por una mujer sin jugarse antes toda la vida por conseguirla?

*

Ya es muy sintomático que el propio introductor del “laurismo” en España, Juan Boscán, realice su felicidad de amante… con su propia mujer. De la que canta:

Y aquellos pensamientos míos tan vanos
ella los va borrando con el dedo.
Y escribe en lugar dellos otros sanos.

*

Lo cierto y sincero en Gracilaso no fue su “ayayai” de amor y su “salid sin duelo lágrimas corriendo” sino su envidia por Boscán que se había casado a gusto y bien, al que dice:

Tú que en tu patria, entre quien bien te quiere
la deleitosa playa estás mirando,
alégrate…

*

Y esos preclaros mílites de Roma, ¿qué hicieron entonces para atacar a los mitos de Laura y de Don Juan? Pues frente a Don Juan exaltaron el dogma de la Inmaculada Concepción. Y frente a Laura el dogma de San José y de la “Perfecta Casada”.

*

Hoy a esta humanidad que se aleja de la guerra, del sacrificio y del dolor sólo le podemos ondear el amor, como lo que es el Amor en su última instancia: un sacrificio, una tensión heroica.

11 comentarios:

Bukowski dijo...

Qué geniales algunos de los extractos. Me han gustado sobre todo el de Petrarca, y el último. Gracias, como siempre, por hacernos llegar estas pequeñas perlas de deleite diario.

Anónimo dijo...

Interesante coincidencia con un post que tengo en la cocina, como verás en breve.

Jesús Sanz Rioja dijo...

Interesante: ¿quién ha editado ese libro? GC era un tarambana, pero a veces decía cosas sensatas.

E. G-Máiquez dijo...

Exaltación del matrimonio, E. G. C., Fundación Universitaria Española, Madrid, 1982.

Joaquín dijo...

Con gran diferencia, las mujeres son la parte débil del consorcio matrimonial. Sufren infidelidades y maltratos de palabra y obra, que en ocasiones, terriblemente, concluyen en la muerte de la víctima. Yo no dudo que hoy Fray Luís escribiría un tratado sobre "El perfecto casado".

E. G-Máiquez dijo...

Qué bien nos vendría ese El perfecto casado. (Y no me olvido Joaquín de que el barbero te debe una miniantología de Gómez Dávila.)

Joaquín dijo...

Pues, Enrique, agradeceré esa antología. Parece que era un 'contemplador' de la política. He leído sobre él en el libro de Dalmacio Negro: "Lo que Europa debe al Cristianismo" (Unión Editorial, 2006, 2ª ed.).

Anónimo dijo...

El último es genial, lo clava perfectamente. No se puede estar más de acuerdo.

Adaldrida dijo...

Pues a lo mejor de esta me apedrean [ellas], pero yo creo que el que tiene todas las de perder hoy en día en el matrimonio, es el hombre. Espero desarrollar el tema en mi blogg...

Anónimo dijo...

Ah, siempre tengo pendiente a Gómez Dávila. Los fragmentos que he leído por ahí son cosa seria.

Anónimo dijo...

Eso de que "El armisticio en el amor se llama matrimonio" es brillante, aunque no sé yo. Uno es que está muy soltero...