Hoy pondré un ejemplo ajeno, mañana propio. Hoy, José Emilio Pacheco y un poema que hubiese estado mejor en un libro de memorias o en una entrada de blog; mañana, un texto mío que estaba mal estacionado como poema, y que una grúa ha movido a al garaje de La Gaceta como pequeña columna. Para devolver lo de Pacheco a su sitio, lo copio aquí, donde pega:
EL FORNICADOR
En plena sala ante la familia reunida
—padres, abuelos, tíos y otros parientes—
abro el periódico
para leer la cartelera.Me llama la atención una película
de Gary Cooper en el cine Palacio,
o en el Palacio Chino, ya no recuerdo.Lo que no olvido es el título.
Pregunto con la voz del niño de entonces:
“¿Qué es El fornicador?”Silencio, rubores,
dura mirada de mi padre.
Me interrogo en silencio:
“¿Qué habré dicho?”La tía Socorro me salva:
“Hay unas cajas de vidrio
en que puedes meter hormigas
para observar sus túneles y sus nidos.
Se llaman formicarios.
Formicador
es el hombre que estudia las hormigas.”
5 comentarios:
Divertido texto, pero no es un poema.
O viceversa: no es un poema, pero es divertido. La tía Socorro, qué nombre más al pelo. Haría falta una en cada familia.
Cierto, Jesús, por eso nos hace tanta falta un buen guardia de tráfico. Y viceversa: cierto, Jesús, es divertido y no había caído en el oportuno Socorro del nombre. Gracias a ambos.
Eres un Guardia de Tráfico atípico, nada mal encarado y con sentido del humor. Definitivamente tu nunca estás "en guardia".
Una tía con un amplio léxico ya es un socorro...
No sé si es un poema, pero como a veces se dice por acá: "es un poema".
Salud.
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