Mucho cuidado hoy con los trampolines.
Mi artículo de Misión me gusta, dicho sea con toda humildad. Lo malo es que estando aún de baja (ayer el doctor Costanilla [sic] no me dio su visto bueno), parecería que me he tomado el veraneo perpetuo demasiado al pie de la letra. Ay.
Mi artículo en el Diario de Cádiz, me gusta menos, pero no me puede resistir a sacar las conclusiones de filosofía política, dicho sea con dudosa humildad, mientras que todos se dedicaban a sacar punta menuda al cambio de Gobierno.
Salten, pues, ustedes con prudencia. (A propósito, y saliéndome por la tangente: he comprobado que, aunque saltar con los pies en la tierra es imposible, si cabe saltar de alegría con pies de plomo. Y es un ejercicio bien saludable, además.)
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4 comentarios:
¿Sabes qué le falta a tu artículo de Misión? Un link para "enviar a un amigo". Intentaré el slow que recomiendas, con la tesis, la verdad, viene dado.
¿Y por qué no te ha dado el visto bueno tu admirador?
Gracias por echar de menos ese link, AnaCó.
Y estuve tentado, CB, a contarlo, pero me pareció demasiado insensible. Aquí, con la confianza y la discrección de ser una entrada ya superada, te lo cuento. Dijo (no el admirador -y descubridor- de mi musculatura, sino el médico de cabecera) que "la herida estaba fresca", como si de una fruta se tratara. Y me maravilló la riqueza del lenguaje, porque es una manera de referirse a una herida que aún no ha cicatrizado, bien bonita y nada alarmante. Un hipocondríaco como yo lo agradece.
Vaya, debieron emplearse a fondo. Y lo poco que te quejaste que ya nos habíamos olvidado.
Sí que usan palabras bonitas: por ejemplo dicen que una cicatriz está "tierna", que es la fase que sigue a la herida "fresca" (primero lo está, luego lo es, pero ahí ya no se meten). Y otra palabra bonita es esa de la "encarnadura".
Ten cuidadín al saltar y que te den pronto el alta (que también es una palabra chula).
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