martes, 19 de octubre de 2010

Vanidad

Hacía mucho tiempo, si ocurrió alguna vez, que nadie decía a mi paso: “¡Mira qué músculos!” Pasó ayer. Dos chicas y un tío, además. Estaban sinceramente admirados. Concretando más, eran un cirujano y sus dos enfermeras, y habían tenido que escarbar (mucho, sí) para quitarme un bultito (un bultito bueno, no os preocupéis). Y lo bueno, bueno era su asombro admirado ante la limpieza final de mis músculos, que me compensó algo. Tanto, que a pesar del dolor y la resaca, aquí estoy, tecleando, presumiendo.

9 comentarios:

Cristina Brackelmanns dijo...

Tenías que haberles explicado que practicas el lanzamiento de limones y el baile alrededor de cuna. Todo eso muscula mucho.
Que se pase ese dolor.
Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Entre limpieza y desorbitado existe una diferencia de clases.

Saludos.

Kris Kelvin dijo...

Yo sabía de la limpieza de sangre, ahora me topo con la limpieza muscular.

¡Qué importante es el aseo corporal!

Anónimo dijo...

Y eso que la gimnasia no es tu fuerte.
Jilguero

Adaldrida dijo...

Enrique, no me des estos sutos...

Anónimo dijo...

Me alegro de que fuera bueno... Uf!

Anónimo dijo...

Enrique la anterior era yo, Verónica

Rosario Troncoso dijo...

¡Grande! Divertido texto Enrique.
No seguía, por falta de tiempo y desconocimiento, tu cuaderno de bitácora.
Me pasaré a menudo por aquí, seguro, y dejaré mis saluditos.
Un beso.
Charo.

Carlos RM dijo...

Buena recuperación.

¡Qué músculos!