martes, 30 de noviembre de 2010

Caleidoscopio

El mundo para mi hija es un inmenso caleidoscopio, que gira. No para de dar vueltas y todo son colores, luces, formas nuevas, reflejos sorprendentes. "Todo es nuevo quizá para nosotros", exclamó Claudio Rodríguez. "Sin 'quizá' para mí", responde Carmen, con el brillo de sus ojos.

3 comentarios:

Kris Kelvin dijo...

¡Que gozoso es descubrir el descubrimiento!

¡Que no deje de girar el caleidoscopio!

Saludos

Miguel García Castaño dijo...

Qué pena que no guardemos recuerdos de esas edades en las que cada paso es un descubrimiento...
¿Cómo será sentir como un niño?
¿Qué escribiría un niño si pudiera?

Un saludo

marinero dijo...

Para Miguel García: es perfectamente posible sentir como un niño siendo adulto; es sólo saber enfrentarse a las cosas en su desnuda integridad, sin la capa de vulgaridad y polvo que les echa encima la costumbre. "Sensibilidad infantil, mentalidad adulta", se titula un artículo de Jaime Gil de Biedma; de algún modo, como él lo apunta allí, la creación artística que de veras merece la pena se hace precisamente desde esos supuestos. Sólo que lo que en el niño es lucha por ganar algo, en este otro caso es lucha (también; no sólo) por no perderlo. Pero sirve. Y funciona.