domingo, 14 de noviembre de 2010

La clave está en el libro

Como casi siempre.

10 comentarios:

carmen dijo...

Amén. Te ha saliddo Bordado

Jesús dijo...

Jiménez Lozano habla una y otra vez de la deriva totalitaria de las democracias actuales. Tu reflexión abunda en lo mismo. Qué descorazonador. ¿No se puede hacer nada?

Marcan dijo...

Una vez mas te copio, pero esta vez solo la última frase.
Dile a Suso de mi parte que si podemos hacer algo. Votar a un partido mayoritario, que sea verdaderamente demócrata, para derrotar a los partidos que se dicen demócratas y siguen siendo marxistas.
Y en Andalucía mas.

Juan Ignacio dijo...

"Otra posibilidad sería un juicio salomónico: si no hay acuerdo, se le pone al bebé el nombre del funcionario. Los progenitores elegirían enseguida, seguro."

Sabiduría siglo XXI. Genial.

E. G-Máiquez dijo...

Qué buenos y generosos lectores. Tenía miedo de haberme líado con los apellidos y que no se viera la deriva totalitaria, que es la clave. Gracias mil. Y además del votox, que no deja de ser un maquillaje sea a quien sea, podemos defender a diario nuestra libertad con nivel y hondura, como hace Suso en su blog.

Anónimo dijo...

Artículo clarividente. La solución que se ha dado al eventual litigio sobre el orden de los apellidos parece una torpeza buscada expresamente, para que la crítica se centre en este asunto.

María dijo...

Esa idea que has dado del funcionario es divertida y surrealista. Pero no creas haber sido original. Me ha pasado en primera persona. Y os lo cuento.
Cuando nació mi quinta hija, queríamos llamarla María como su abuela y el funcionario dijo que eligiese otro, que estaba repetido (mi hija mayor se llama María Dolores, como su otra abuela). Su padre dijo que volvería otro día, tras consultarlo conmigo y el empleado le dijo que no, que ya estaba hecho el registro y que si no le daba un nombre en ese mismo instante le ponía él el nombre de su elección.
Efectivamente mi marido se decidió enseguida por María Guadalupe.
Recurrimos y ganamos y ahora mi pequeña se llama María.

María dijo...

Pero te doy la razón en lo del libro.
Y como te he comentado en el periódico, en Andalucía hemos abierto camino.
Ya no hay libro de familia numerosa, con su deliciosa foto familiar: ahora son tarjetas unipersonales, una para cada uno y sin ninguna referencia a padre o madre o hermanos.
¿Cuál es el siguiente paso?

Máximo Silencio dijo...

Muy bueno el artículo. Digo más: de los que más me han sorprendido sobre el tema, además de ser tuyo, que eso, aunque parezca peloteo barato, es una garantía.

Un Saludo.

Mora Fandos dijo...

Qué buen artículo. Lo del código de barras, es una imagen de la cárcel cultural en que se quiere ubicar al personal.