¡Cómo estoy disfrutando el librito que nuestro amigo Joâo Filho tuvo el detallazo de mandarme desde Brasil! En Ora bolas se recogen anécdotas de Mario Quintana. Ya hablaré del libro, quizá en una reseña para cuando Ignacio Peyró eche a andar su próximo proyecto de revista cultural, que está al caer.
Por ahora, lo leo y voy riéndome a mandíbula batiente, y mi mujer y mis hijos, que están viendo la tele, se vuelven, entre sorprendidos y envidiosos. Y eso es -pedagógicamente- buenísimo, supongo. Me encantó lo de "Primo Borges". Por lo visto, un poeta brasileño visitó al maestro argentino y se pusieron a hablar de Quintana. Cuando Borges se enteró de que su nombre completo era Mario de Miranda Quintana, dedujo que entonces eran parientes, pues Miranda era un apellido más de entre los muchos de Borges. Se lo contaron a Mario, que no comentó nada digno de mención. Mas cuando murió JLB, Mario Quintana suspiró: "Ha muerto feliz, pensando que era mi primo".
La salida de Quintana es cándida como una paloma y astuta como una serpiente. No sé en otros sitios, pero como portuense, que en lo social no debe de ser muy distinto que ser porteño, si me perdonan esta megalomanía de dimensiones casi argentinas, sé que eso de regalar un lejano parentesco es detalle del que se siente superior, un gesto amablemente condescendiente. Borges, aunque dejándose llevar por el instinto de clase, lo haría con buena intención, claro, y así lo aceptó Quintana, pero echándole su grano de sal en el momento justo.
La pena es no saber qué dijo de la poesía de Quintana su pariente (también un poco en lo poético, por cierto).
1 comentario:
Chegou aí? Que maravilha! O Correio brasileiro erra mais do que acerta, por isso, pensei que o livrinho não chegaria alhures. Interessante, essa passagem que vc cita é uma das minhas favoritas. Abração.
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