miércoles, 17 de septiembre de 2014

Litote


A la tercera vez que te dicen que no te van a protestar por eso uno ya empieza a pensar en figuras retóricas. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Como bien sabes, es una figura muy utilizada por los alumnos cuando salen de un examen.
Jilguero.

Anónimo dijo...

Espero no crear “Rayos y Truenos” con mi comentario.

"Cataluña en el alma" /Por José Utrera Molina, en ABC.

Don José, usted hace un buen artículo como casi todos de los que salen de una gran experiencia vivida, pero muchos de sus artículos están vistos desde un mismo lado. Como hombre sensible que es usted, también tiene recuerdos emotivos y con mucho rasgo de patriotismo, pero como le dije antes “están vistos desde el mismo lado” habla usted de las lágrimas de su abuelo, que se enjugan con las suyas ahora, “con la voluntad y atrevimiento de ofrecer mi propia vida si la ocasión lo permite, para defender la españolidad ce Cataluña”. Estas frases entrecomilladas es de una emoción y patriotismo, que no está en el pensamiento de muchos y buenos españoles.
Nunca quiero pensar que son palabras de cara a la galería, quiero pensar que salen desde lo más profundo de su corazón.

Pero escribía esto un español nacido en Cataluña: “No me gusta que los españoles (algunos, no todos) den lecciones de patriotismo español a los catalanes. Los más patriotas españoles que hay en la península, somos los catalanes. Aunque no lo parezca es así. Me explico… En Catalunya, hace un tiempo, Estrella Damm hizo un muy buen anuncio titulado “Que tenim?” (¿Qué tenemos?), dónde se podía ver todo lo bueno que tenía Catalunya. Algunos hicieron alguna parodia realmente buena. Y yo he pensado que podríamos hacer el mismo ejercicio sobre España. ¿Qué tenemos?

En Catalunya, hace un tiempo, Estrella Damm hizo un muy buen anuncio titulado “Que tenim?” (¿Qué tenemos?), dónde se podía ver todo lo bueno que tenía Catalunya. Algunos hicieron alguna parodia realmente buena. Y yo he pensado que podríamos hacer el mismo ejercicio sobre España. ¿Qué tenemos?

La verdad es que España tiene un montón de cosas buenas. No tengo nada en contra de España, sino que estoy a favor de Catalunya; quede claro. A menudo se confunden las cosas. Pero también tiene muchas de malas. España aún no ha pedido perdón por el franquismo. Creo que fue la misma Merkel quién lo hizo a los judíos en el Parlamento de Israel. Soy joven, pero creo recordar que hubo tres grandes dictaduras en Europa al siglo XX. Italia, Alemania y España. Alemania pidió perdón por todo lo sucedido y está prohibido cualquier signo de nazismo en su país. No se puede decir lo mismo de España, donde aún se pueden ver signos anticonstitucionales en cualquier sitio e incluso hay formaciones que en Alemania estarían prohibidas que se pueden presentar aquí a las elecciones o recibir subvenciones públicas.

España, conjuntamente con EUA y Gran Bretaña, dieron soporte a la guerra de Irak. No me lo invento; “les estoy diciendo la verdad”. Amistad que ahora parece ser que no pasa por los mismo buenos tiempos viendo la situación de Gibraltar, donde los ingleses quieren que los de Gibraltar decidan y España no. Pasa lo mismo en Catalunya, pero ya volveremos a ésta cuestión más adelante.

España también tiene la triste noticia de ser el estado miembro de la UE con un mayor paro; general y de jóvenes en particular. Y no es que no haya estados… También es uno de los estados más corruptos. Un estado que ha hecho (y hasta no sé hasta qué punto está haciendo) peligrar la integridad de la Unión Europea y el Euro. Gracias a la banca, a las malas políticas y el despilfarro de las subvenciones europeas para hacer aeropuertos y AVEs que no sirven para nada…

Sr Utrera Molina, estará usted de acuerdo conmigo que muchos de los que tienen la etiqueta de buenos españoles y patriotas, le vienen muy grande esa etiqueta, por tanto tengamos la honestidad (que me consta que usted la tiene) para reconocer que en las dos orillas de nuestra bendita España, “izquierda y derecha” los hay buenos, muy buenos, malos y muy malos.

Atentamente le saluda un español sin más.

Federico Romero



Anónimo dijo...

Este era el artículo de José Utrera Molina en ABC “Cataluña en el alma”.

El hombre está compuesto de esperanzas y de recuerdos. Algunos de estos últimos configuran toda una vida. De ellos arranca una borrachera del corazón, un episodio inolvidable que resuena en nuestras almas. A partir de ellos se configura toda una vida y se fortalece una gran ilusión. Del dolor arrancan siempre las mayores cuestiones, los más inolvidables episodios. Todo aquello que dio a nuestros músculos tensión, a nuestra mente el clamor alborotado, a las decisiones de nuestra voluntad, fortaleza y valor.

Han pasado muchos años. Yo apenas contaba con la inexperiencia de los diez abriles pero la inolvidable imagen de mi abuelo vencido ante un aparato Telefunken que trasmitía las noticias sobre la quiebra de la unidad española abanderada por Luis Companys, ha dejado en mí una huella tan definitiva y profunda que puedo afirmar que de ahí arranca el sentido último de mi patriotismo, siempre basado en la unidad de las tierras de España.

Son pues las lágrimas de mi abuelo las que acaso fecunden mi tremendo dolor actual. He llevado siempre a Cataluña en el corazón. Sus modos ejemplares de convivencia, la finura de sus caracteres y su ambición llevada a todas las partes del mundo con el sello de su irreversible personalidad, no pueden ser una anécdota vana. Pero ahora, cuando el griterío demagógico de una parte de los catalanes se empeña en trocear la unidad española, quiero alzar mi voz, tal vez poco resonante pero dramáticamente sincera, en defensa de la irreversible españolidad de Cataluña.

A todos nos corresponde la defensa de España y no puede tolerarse ya ningún avance más en esta ofensiva secesionista llena de zafiedad y nacida de la mentira que no tiene otro propósito que romper una hermandad con muchos siglos de historia y que ahora aparece falseada en artículos y en lecciones que han aprendido para el mal varias generaciones catalanas. Hay ocasiones de nuestra historia en las que el silencio no es solo culpable, sino alevoso y criminal. Lo que estamos viviendo en estos días es un episodio trascendente que tiene estas señales malditas. Las profundas raíces históricas de la españolidad de Cataluña llevan más de 30 años siendo borradas y manipuladas con notable impunidad por un nacionalismo tan mezquino como astuto que ha contado con el beneplácito silente e irresponsable de los partidos mayoritarios como precio intolerable de su apoyo parlamentario. Yo denuncio esta intolerable actitud de quienes no quisieron atisbar las consecuencias de su dejación y recuerdo las lágrimas de mi abuelo, que se enjugan con las mías de ahora, con la voluntad y atrevimiento de ofrecer mi propia vida si la ocasión lo permite, para defender la españolidad de Cataluña.

He tenido entre mis colaboradores a catalanes excepcionales. He convivido con ellos y he aprendido la lección de su sobriedad y la pureza de sus empeños. Casi todos han muerto ya, pero acaso Dios ha querido que yo esté vivo todavía para denunciar esta monstruosa intención secesionista y para llamar a las cosas por su nombre y a los políticos tibios y amedrantados como verdaderos traidores que la historia habrá de juzgar algún día. Ha llegado la hora de que el gobierno escuche, por fin, el clamor de quienes lo consideran todo perdido y se sienten abandonados a su suerte en esa parte entrañable de España y demuestre firmeza sin complejos en el cumplimiento de la ley.

Seguirá en el siguiente comentario, por superar los 4.096 caracteres

José Utrera Molina

Anónimo dijo...

Sé que mis palabras apenas nada significan, que mi emoción está amordazada, que mi decisión de combatir está lastrada, pero declaro firmemente que no quisiera morir sin haber presenciado la resurrección de España. Considero que no vale la pena vivir viendo nuestra patria derrotada y agonizante. Hoy más que nunca, el silencio ante esta cuestión vital es culpable. Pidamos a Dios que la historia no nos condene por cobardía ni nos castiguen por indiferentes, en lo alto de los valles, en la profundidad de nuestras llanuras, en la longitud de nuestras playas, en los pueblos en que viven, tal vez olvidados, los catalanes que sienten a España en su corazón, a los que quiero hacer llegar esta proclama: Nadie tiene derecho a romper lo que los siglos han amasado con gloria, dolor y lágrimas.


José Utrera Molina

Anónimo dijo...

Sé que mis palabras apenas nada significan, que mi emoción está amordazada, que mi decisión de combatir está lastrada, pero declaro firmemente que no quisiera morir sin haber presenciado la resurrección de España. Considero que no vale la pena vivir viendo nuestra patria derrotada y agonizante. Hoy más que nunca, el silencio ante esta cuestión vital es culpable. Pidamos a Dios que la historia no nos condene por cobardía ni nos castiguen por indiferentes, en lo alto de los valles, en la profundidad de nuestras llanuras, en la longitud de nuestras playas, en los pueblos en que viven, tal vez olvidados, los catalanes que sienten a España en su corazón, a los que quiero hacer llegar esta proclama: Nadie tiene derecho a romper lo que los siglos han amasado con gloria, dolor y lágrimas.


José Utrera Molina