sábado, 8 de octubre de 2016
Atando cabos
Esa mañana había escrito un poema —me gustaba tanto que no lo colgué aquí, lo guardé directamente para mi próximo libro—, tres o cuatro aforismos que valían, creo, y tomé notas para un cuento que podría llamarse "Las aulas y las letras". Hacía meses que no creaba tanto y en una sola madrugada, si no contamos la noche en duermevela.
Más tarde, un amigo en el instituto me dice que me ve "más tenso y alterado de lo normal". Tiene razón.
Y yo deduzco, atando cabos, que la poesía requiere, en efecto, más alteración y tensión de la normal en uno. No es una conclusión que contribuya a mi serenidad.
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7 comentarios:
Jo qué envidia...
"Y yo deduzco, atando cabos, que la poesía requiere, en efecto, más alteración y tensión de la normal en uno."
Conclusión: escribir poesía es malo para la salud.
Más de acuerdo con la conclusión de Pablo que con la de Adaldrida. ;-)
Que la poesía es una actividad peligrosa lo prueba la cantidad de poetas que han acabado mal: alcohólicos, enfermos precoces, locos, suicidados, muertos en plena juventud...
Yo la verdad es que no me encuentro nada bien...
Buena señal... ;-)
Es un latigazo. Una descarga.A mí tb me ocurre.
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