Y además con adaptaciones curriculares. El anuncio conviene verlo para hacerse una idea de la gente que nos manda. Va de un hip-hop, y eso, aunque suena a ejercicio de aerobic, es un tipo de cante, así como suburbano. Oyendo la letra, lo indiscutible es que en el Ministerio de Sanidad creen que para entenderse con los jóvenes hay que hacer como los que se dirigen a los niños pequeños en diminutivos y diciendo el gua-gua y la caca; pero con voz de malote y en plan rollos, koko y stop. Y con musiquilla: “Tronco, yo no corono rollos con bombo, yo sólo con condón, con condón y floto pronto [...]. Con koko, yo gozo mogollón”.
El que flota mogollón es el ministro. Que Sanidad, frente a los 112.138 abortos en 2007 no tenga otra ocurrencia que salir con esta música, alucina, tronco. En primer lugar, porque a estas alturas, tras tantas campañas a favor del dogma de la goma infalible, no ha parado la sangría. En el último año los abortos han aumentado más de un 10 %. A muchos les parece el preservativo la panacea, pero el problema es que no lo es. Tras tanto mandar condones y recomendar condones y regalar condones, viendo cómo suben los abortos año tras año, ya podrían plantearse otras alternativas, aunque fuesen coordinadas con los clásicos anuncios del condón, y a modo de prueba.
En segundo lugar, esa forma brutal de frivolizar una concepción (“yo no corono rollos con bombos”) no es manera de concienciar acerca del valor de una nueva vida ni de responsabilizar ante los embarazos. De hecho, parece una apología implícita del aborto, ¿o no? Aunque venirles con la trascendencia del lenguaje a los creadores del hip-hop, es pedir peras al tronco, colega.
Por más vueltas que le den al koko, no se concibe (con perdón) una educación sexual que merezca los nombres nobles de "educación" y de "sexual" si no se funda en la dignidad de las personas, en el misterio (casi intangible) de los cuerpos, en un pasmo continuo ante la maravilla de la vida, en el milagro frágil del amor. Claro que para hablar de eso hacen falta mucho más que condones.
[Diario de Cádiz, 14-12-08]
11 comentarios:
Ya casi ni la enorme tragedia, que Ud. cuantifica con precisión, nos conmueve. En Poe encuentro una imagen para el caso:la rutina del desastre recuerda la serenidad del que mira al ojo del Mäelstrom y sólo entonces concibe una esperanza. En fin, que el condón promueve el aborto, no lo impide. Que -como anota en su último párrafo - sólo la restauración del mundo evitaría la tragedia, que es precisa una nueva metafísica, que no parece que podamos levantarnos ya... pero que, en medio del vertiginoso Mäelstrom, debemos hallar razones para la esperanza. No es fácil.
Redonda la entrada, Enrique. Lástima que la Administración no invierta tanto dinero en una educación sexual de verdad como en sus anuncios y en los centros "tic", y lástima que no disponga de inteligencias ni voluntades para sustituir la frivolidad por la educación. Aunque decir, como el anterior comentario, que el condón promueve el aborto me parece igualmente frívolo.
No tienen ni idea de lo que es un adolescente, ni lo que es la sexualidad adolescente.
Tengo estos días entre manos un caso de una chica de 4 de ESO que no usa preservativo porque su "varonsito" no quiere. "Y si me pongo brava se irá con otra" me dice.
Su amiga le aconseja haga lo que dice el chico, porque su abuelita dice que en el primer año de actividad sexual no hay riesgo de embarazo.
Con un par de adaptaciones curriculares.
Muy buena entrada. Con este tipo de campañas soeces y de "buen rollito" sólo aumentará la promiscuidad. ¿Por qué no utilizan a una chica embarazada o a una madre de 15 años?
Alejandro, cómo me animan tu comentario, muchas gracias. El de ayer de A Día De Hoy yo no lo veo frívolo, sino que, con la confianza, se ha saltado un paso en su argumentario: el que explica LFU. Estos anuncios y promociones (no los preservativos propiamente dichos) sí que fomentan la sensación de seguridad y animan a la promiscuidad, que acaba, como demuestran los datos, aumentando los embarazos, y entonces sí que recurren a los abortos, muy desgraciadamente.
Me preocupa mucho este tema y me descubro el "koko con lo k leo, tronco". Yo trabajo en lo social y veo las consecuencias de todo esto. ¿Saben? es como si a alguien que no sabe qué es la vida ni la muerte, ni nada de nada, se le dijese: "puedes conducir una moto de 5.000 centímetros cúbicos, porque tienes derecho a sentir el vértigo de la velocidad y te invitamos a que corras y corras y corras, sin importar tu edad, tus conocimientos, sin importar nada. Tan sólo ponte casco.
Después todo el mundo asombrado de las consecuencias: ¿pero si llevaba casco? Conclusión: Más velocidad y más cascos.
Manda condones.
El asunto me recuerda al Aprendiz de Brujo de la película Fantasía. Con la diferencia de que el ministro no se da cuenta de la inundación (de sangre) que provoca
¡Más velocidad, más cascos!.
Muy buena la comparación!!!.
Con tu permiso, te copio el símil: es del todo ejemplar.
Un saludo a todos.
Bueno, Enrique, estando de acuerdo en todo, tengo que disentir de tu crítica genérica al hip-hop. No es que me pase el día oyéndolo, pero hay cosas muy buenas (también muchas basuras, como es lógico) en ese mundo. En español, Frank T, por ejemplo.
Frank-amente T diré que no había oído jamás a Frank-T. Pero fiado de tu palabra, echaré las redes y a ver qué le oigo por internet. Gracias por el consejo.
Uf, Ángel qué susto me diste. Pero después de oír atentamente a T, t confesaré que no creo haber sido demasiado injusto. Buena persona, eso sí.
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