jueves, 11 de marzo de 2010

Trabalenguas trágico

El drama del hombre moderno —leo— es que ignora que no todo lo que puede hacerse debe hacerse. Bien, pero mi tragedia personal es otra: saber que no puedo hacer todo lo que debo.

4 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Pues sí que es una tragedia. Y, en efecto, la segunda, también me parece superior. Un abrazo.

Miguel García Castaño dijo...

Amén. Redondo.

Sin embargo, a quien en conciencia hace todo lo que puede, no puede decírsele que deba hacer más, ¿no?

Toma 5 talentos; dame 10 talentos. Si se pide es porque se puede, si no se puede es porque no se pide.

Con lo que, ¿15 es mejor que 10? No sé... Depende.

Ángel Ruiz dijo...

El artículo de ayer, de antología, el trabalenguas, no sé, es difícil hacer máximas con el verbo 'deber'.

E. G-Máiquez dijo...

Gracias, Ángel. Es verdad que queda todo un poco lioso, ya lo temía yo. Y qué bien visto la incompatibilidad del "debe" con la máxima. Sólo quería mostrar el retruécano que me retuerce la conciencia (y la muñeca del reloj) tal y como han entendido JAGR y Miguel García Castaño. Éste da la clave: los talentos y la lectura tranquilizadora que deberíamos hacer de la parábola. Lo terrible es creerse que uno tiene diez cuando tiene un talento, y, hala, a negociar como un loco...