miércoles, 20 de noviembre de 2013

Unas gotas de Haendel


José María Jurado (Sevilla, 1974) es ingeniero de Telecomunicaciones y poeta culturalista. Acaba de publicar Una copa de Haendel (Siltolá). El Barbero del Rey de Suecia selecciona un verso por cada poema.

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Mientras llega la noche con su reloj de estrellas 
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caderas de champán, ojos de escarcha. [las princesas de Austria] 
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Esqueleto del alma, los árboles desnudos 
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Por la Quinta Avenida
                                    y de Medina a Olmedo. 
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una lenta garganta en pugna con la muerte [el violoncelo] 
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por el desfiladero hondo del silencio 
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sobre un fondo de estrellas imantadas 
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se mezclan en el barro la sangre y el espíritu 
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Y justo ahí se acaba la partida. 
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galopan por canales eruditos ["Apertura veneciana"] 
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el oro o el dolor, dólar del mundo. 
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No conozco la flor del sicomoro 
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Pero tu padre es rico  
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bajo la copa tenue miramos las estrellas 
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La mañana del viernes, pleno mayo 
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cuando el breve vencejo y la lenta espadaña 
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el seno palpitante, mano y luna 
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hay párpados en las cosas 
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esa inane existencia de la desesperación. 
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a la página en blanco de la noche 
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son of man, I will show you fear in a handful of dust 
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o el lento florecer de las arrugas 
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la luna es una flor de ciruelo. 
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como en un haiku. 
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En torno de la fuente gira el cielo 
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Rocinante vencida que cabalgas [la guitarra española] 
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el cardo inmaculado de Juan Sánchez Cotán 
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Sobre un fondo de antenas y tejados 
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Redoble de tambores, fanfarrias al ocaso 
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la tarde morirá crucificada 
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o como a esa brias de mármol que a través de los siglos desciñe dócilmente los pliegues de una túnica sobre un cuerpo de nieve y todavía cautiva la mirada 
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cuando el viento levanta acantilados 
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los hijos de la rosa de los vientos 
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los que aquí te contemplan no son dioses 
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Nadábamos, nadábamos con una risa floja 
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¿Y qué luz podré dar? 
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también Marcel y Lope y don Antonio 

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Corro el riesgo de dar la falsa impresión de que no hay poemas completos en este libro. Y claro que los hay, pero corro el riesgo a gusto porque la manera de sentirlos es paladearlos versos a verso y, sobre todo, porque con estos pocos escogidos se transmite, de un sorbo, la música de la copa de Haendel de José María Jurado, y sus imágenes que son un símbolo, uno, aunque no sé de qué, y su espíritu, que es suyo y es de todos.

1 comentario:

Adaldrida dijo...

Gracias, Enrique. Me daba tanta pena no estar en la presentación del libro..., pero me lo has presentado tú.