miércoles, 7 de mayo de 2014

Con fotos a María


Cuando llegué a las tantas, después de haber salido a las claras, en casa todavía me esperaba un sinsabor. Cenando, Carmen nos dijo, muy apenada, que era la única de su clase que no tenía un cuadro de la Virgen en casa. Su profesora había quedado muy impresionada, lógicamente. Me engollipé con las prisas por terminar la cena y emprender una romería todos juntos, casi cantando por el pasillo con flores a María, a las imágenes de la Virgen que tenemos y nos tienen. 



Los Blázquez, de remotas raíces riojanas, han conservado la tradición de que la Virgen de Valvanera presida los comedores de sus casas, "para que no falte el pan". Yo, tan aficionado al pan, me he apuntando a lo de la familia política y en estos años he desarrollado una devoción intensa. El viejo grabado, que nos regaló mi suegra, está en la cocina, en la zona del office, que es donde comemos casi siempre. 


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En la entrada está la Virgen de los Milagros, que es una Virgen guerrera, además de la patrona del Puerto, que se apareció a Alonso el Sabio, nada menos. Me gusta el azul intenso de su manto y el rojo del monaguillo. El cuadrito fue un regalo de mi padre. 

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El salón y, por tanto, el comedor y la biblioteca, los sobrevuela, desde el estante más alto, la Virgen del Rocío. Por razones de pragmatismo y devoción, allí arriba con ella están mis propios libros, que son los que menos consulto. La figura fue un regalo de mi madre, genio y figura... 


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El porche y, por tanto, el jardín, y, más allá, la calle son de la Virgen del Perpetuo Socorro, que falta nos hace. Esa imagen es del año en que Leonor y yo empezamos a salir. No nos ha abandonado. 

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La Coronación de Velázquez, por supuesto. No es el original, pero en mi despacho reina como si lo fuese, si no a todos los efectos, sí a los importantes. Carmen nos preguntó que si la Virgen estaba matando un pájaro. Tuve que mirar y remirar. Cuando lo entendí, me hice cruces. Ve demasiados dibujitos mangas. Y, aunque sé que el Espíritu Santo perdonará la irreverencia a mi hija o la convertirá en un piropo a su esposa mística ("Tú sí me matas", le guiñará), yo me hice el firme propósito de cuidar más la formación iconográfica de mis pequeños. 


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El cuarto de invitados tiene un grabado del descanso en la Huída a Egipto. Eso quisiéramos que hagan en casa los itinerantes, que se tiendan y descansen. Y servirles nosotros como ángeles. En vez, de eso, voy y me hago el gracioso con los articulitos, ay. No es un cuadro en 3-D con una estrella, sino el flash, aunque queda chulo. 




En la mesilla de noche del cuarto de los niños tendría que haber estado esta estampita vintage, pero el marco es endeble y se caía. La teníamos guardada en el cajón. Y así Carmencita dijo en su clase que no tenía Virgen en su cuarto y ya, por extensión, en su casa. El bochorno, por tanto, nos lo merecemos. La hemos repuesto, compungidos, y vamos a buscar un marco más sólido, tipo alemán. 

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En nuestro dormitorio, este cobre. Es una escena, a la vez, conyugal y familiar. Yo quisiera ser y estar como ese san José: barbudo y recostado. Casi en el regazo de la Virgen. 


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¿Falta la Virgen del Carmen?, me alarmé cuando el itinerario tocó a su fin. Ah,  no, suspiré aliviado: el cuadrado anzuelo está en el fiero pecho mío. 


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Pero no todo fue alivio. En el cuarto de juegos de los niños, falta su Virgen. Nos hemos cogido fuera de juego. Leonor dedicó ya el resto de la noche a buscar en la página web de nuestra amiga Carlota Suanzes


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Una pregunta levemente irónica: ¿quién es "Alonso el Sabio"? Se me ocurre que bien pudiera serlo don Quijote, que ciertamente era Alonso y era sabio; pero no lo veo claro.

Y, por otra parte, lo de llamar "viaje a Egipto" a lo que toda la vida se ha llamado "Huida a Egipto", irresistiblemente me recuerda lo de la ministra de Trabajo, refiriéndose como "movilidad exterior" a lo que siempre se llamó emigración; o lo que está tan de moda ahora, de referirse como "emprendedor" a lo que siempre ha sido "empresario".

Aquello de "donner un sens plus pur aux mots de la tribu" me parece a mí, en estos tiempos en que quienes tales cosas hacen suelen ser los más críticos con lo que llaman "corrección política", más necesario que nunca.

Anónimo dijo...

Anónimo, macho, no puedes remediarlo.

Anónimo dijo...

No, claro, mi buen tocayo: una sola persona puede muy poco. Pero, al menos, lo intento.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

En el claustro del convento de Valvanera estaba colgada, como exvoto, la piel de un culebrón "de cuatro varas de larga y media de grueso, toda llena de escamas, como de azero, una cabeza monstruosa, y unos dientes terribles". Lo mató un pastor el ocho de septiembre de 1570 que decía a grandes voces "abia muerto al demonio con su cayado". Honrados y lejanos tiempos.

Reciba usted mis saludos.