Creo que este libro suyo último, Lo que importa, es el que más me ha gustado de Antonio Rivero Taravillo. Para saberlo con certeza, tendría que ponerme a comparar y eso es feísimo, así que lo dejaremos en la vaga (en todos los sentidos) impresión.
Creo (vuelvo a creer) que la clave está en los versos que abren el libro:
You even avoided
The monotony of perfection by leaving in certain flaws
John Ashbery
En principio, estoy en contra de las citas metapoéticas y autojustificativas, pero aquí no, porque Rivero Taravillo luego cumple. Él, que si no es il miglior fabbro, le falta poco, trae incorporado de serie el riesgo de una perfección retórica (muy propia del consumado traductor que es) algo fría, que en esta entrega sortea por derecho. Algunas muestras:
Borrasca
Agobiado por negros pensamientos,
el cielo
se rasca la cabeza.
Los niños saltan con sus botas
en las preocupaciones.*
Hiedra en el suburbio, otoño
Con tinta roja,
la belleza corrige
la realidad.
*
La rampa
Cuando era joven,
me parecía muy estrecha y empinada
a rampa del aparcamiento de mi viejo.
Ahora que he heredado su plaza,
Más empinada y estrecha me parece.*
Peso muerto
Hago flexiones en la alfombra.
Prolépticamente puedo decir
cuánto pesa un cadáver.
*
Sobre la tapia
Amanecida,
la adopta la pared,
huérfana sombra.
Me ha resultado más fácil copiar poemas cortos, pero también los tiene más largos igual de emocionantes. Una oda al teléfono de antes, con su tambor de números, por ejemplo; o el columpio final, que es extraordinario.
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